Un nuevo acercamiento a la impresionante Serra del Cabeçó d’Or, pero en esta ocasión, recorriendo la base de los acantilados de la cara Occidental, hasta llegar frente a una brecha cerca del extremo Norte, donde es posible alcanzar la cumbre sin excesiva dificultad.
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Pasado el Pla de la Gralla, en la última curva cerrada a la derecha que enfila la subida hacia las Cuevas de Canalobre, se ha acondicionado una zona donde poder aparcar.
En este mismo sitio, se dejó el coche para la realización de la ruta nº 11.
Al contrario que en aquella ocasión que era de regreso, en esta se inicia la ruta por la pista forestal que se dirige hacia el Norte.
Inmediatamente de disfrutan de las espectaculares vistas de los acantilados de la cara Oeste de la Serra del Cabeçó d’Or.
Se camina por esta pista forestal sin ningún tipo de problema o duda, hasta llegar al Raço de la Mina, donde frente a la impresionante cresta rocosa del Esquenall de l’Ase, aparece un cruce de caminos.
Como se ve en el mapa, se gira a la izquierda por el camino que desciende y a los pocos metros, se deja por la derecha, siguiendo una nueva pista forestal que continúa hacia el Norte, paralela a la línea de acantilados.
Como curiosidad decir, que se pasa junto a los restos casi inapreciables de una antigua casa de labor, con la singularidad de existir a un lado del camino de tierra un pequeño nevero (muy similar en tamaño y construcción al que hay junto a la Casa del Polset a 955 m. de altitud), pero que a unos 600 metros, su utilidad y aprovechamiento es bastante limitado.
Al otro lado del camino hay un gran aljibe, más “moderno” que los otros restos, pero también en un estado ruinoso.
Se prosigue la ruta por la misma pista forestal, por el momento sin opción a pérdida.
Esta interminable línea de paredes rocosas en apariencia inaccesibles, tienen algún “punto débil”, uno de ellos a los pies de la Penya de l’Home, pero en esta ocasión se sigue el camino de tierra en busca de otra opción.
Cuando el camino de tierra gira a la izquierda para acceder a una casa también en ruinas, se sigue por una senda que nace de la misma curva y continúa al frente.
Como es evidente, se sigue circulando a los pies de la permanente línea de acantilados.
El sendero termina enlazando con el camino de tierra de acceso a unos bancales trabajados.
Como es lógico, se sigue hacia la derecha.
Llegando al final de los bancales, aquí plantados de olivos.
Sobre el vertical perfil de esta ladera, se abre una brecha que da opción a llegar a la cumbre sin demasiadas dificultades.
No existe ningún trazado “oficial”, por lo que aquí se describe el seguido en esta ruta.
Una vez terminados los bancales, la pista forestal empieza a subir. En ese mismo punto, frente a una gran roca a la derecha existe una tablilla de caza.
Junto a ella se inicia la ascensión hacia la cumbre.
En este primer tramo, hay pinada y el sotobosque con bastante vegetación, por lo que hay que ir buscando el paso más despejado entre ella para ir avanzando sin mucha dificultad.
Una vez abandonada la pinada, a tramos parece abrirse el monte-bajo, formando sederos que de pronto desaparecen.
Como referencia se puede buscar una gran roca que sobresale del terreno y tiene un solitario pino pegado.
Como segunda referencia, aparece una pequeña formación rocosa que se debe evitar sobrepasándola por la izquierda.
Se sigue ascendiendo por donde se vea más factible y aparece una nueva pared rocosa totalmente inaccesible, por lo que hay que dirigirse nuevamente hacia la izquierda.
Ir en esta dirección lleva a encontrarse con una torrentera por la que hay que iniciar una incómoda subida, pero al menos libre de vegetación.
Unos metros antes de llegar al principio de la torrentera, a la izquierda se encuentra una senda bastante evidente.
Como en algunos momentos es un poco dudoso, este tramo es para gente acostumbrada a estos terrenos, donde es necesaria la orientación para dirigirse hacia la base del espolón que hay a la izquierda.
Un trazado lógico lleva hasta la base de la pared rocosa, en un trayecto que no ha representado en ningún momento un peligro serio para la integridad física.
Una vez en la base se abre un canal que pronto se convierte en una torrentera.
Un poco más arriba, una gigantesca esquina rocosa separa la torrentera en dos. Ambas opciones tienen salida hasta la cumbre, pero la de la derecha, aunque es más divertida porque tiene un par de trepadas interesantes, también es cierto que es más incomoda al tener que atravesar un bosquecillo de carrasca bastante espeso.
Es por ello que para esta ruta se ha optado por la rama de la izquierda, mucho menos exigente técnicamente, como ha sido el resto de la subida.
Como se ve también es la más utilizada, ya que al ir ascendiendo se encuentra un sendero dirigiéndose hacia la izquierda, para evitar un grupo de carrascas y poder atravesar la vegetación sin mucha molestia.
Una vez cruzados los arbustos, se ve al frente una pared rocosa que obliga a dirigirse hacia la izquierda, siguiendo el sendero comentado, aunque no siempre está claro.
Al llegar a la altura de un solitario pino, se observa como el sendero pasa junto a él, subiendo en diagonal hasta la cumbre.
Alcanzada la cumbre, es momento de iniciar el regreso por una pista forestal que une los innumerables bancales que cubren esta suave ladera Oriental de la Serra del Cabeçó d’Or.
El próximo objetivo es la peña que destaca en primer lugar, por lo que hay que dejar la pista forestal al llegar a los bancales, cruzar por ellos y al terminar, seguir una senda no muy marcada que va hacia la cresta de la sierra.
Subir hasta esta cima de 1097 metros, no reviste ninguna dificultad.
Vista hacia el Norte desde lo alto de la peña.
Imagen hacia el Sur, donde destaca el siguiente objetivo, la Penya de l’Home, coronada por una caseta.
Pero primero hay que bajar al frente hasta la pista forestal, por una ladera un poco incomoda por la vegetación y por el terreno.
Vista hacia atrás desde la pista forestal.
Al final del primer tramo encementado de la subida hacia la Penya de l’Home, empieza a la izquierda una pista forestal muy poco utilizada, por donde prosigue la ruta una vez visitada la cima.
En lo alto de la Penya de l’Home (1135 m.) se erigen varias antenas y una caseta de vigilancia forestal.
Tras la visita se regresa a la pista forestal comentada durante la subida y se sigue por ella.
Al sobrepasar la siguiente cima, cortada por impresionantes acantilados en su cara Sur, termina la pista forestal y se llega a la cresta de la sierra. Se prosigue sobre ella, por un sendero evidente, hacia una siguiente cima.
Imagen desde esta cumbre hacia el definitivo objetivo de la ruta, la cima del Cabeçó d’Or.
Ahora el descenso es un poco anárquico, ya que la senda no está del todo clara y hay que ir descendiendo como se pueda hasta los bancales que se ven al fondo.
Una vez en ellos, se continúa por la pista forestal que sigue al frente.
Tras un ascenso suave y sin ninguna dificultad se llega a la cima.
Hay que andar con cuidado, ya que aunque es visible, el desplome de la bóveda de un aljibe situado en la cumbre, puede ocasionar una caída.
Este es el Vértice Geodésico del Cabeçó d’Or (1207 m.).
Ahora se inicia el descenso hacia el Sur, siguiendo un ancho sendero por el cordal de la sierra.
A los pocos metros del descenso aparecen los restos de una pequeña caseta desde la cual se accede a la Cova de la Granota.
En realidad esta cueva la forman dos enormes piedras planas apoyadas en la parte superior, por lo que crean una estancia triangular abierta hacia el Sur, aunque posteriormente se tabicó con un muro de piedra y argamasa para dejar una pequeña puerta de acceso.
En el suelo se abre un agujero que es la entrada a la llamada l’Avenc del Marques, una sima de más de 100 metros de profundidad que según se cuenta, fue exhaustivamente explorada a principio del siglo XVIII por jornaleros pagados por el que al parecer era el dueño de toda la sierra y era conocido como “el Marqués”.
El motivo era que este individuo estaba convencido que en sus entrañas existía escondido un fabuloso tesoro, por lo que también cerró la entrada y construyó la pequeña caseta para que sus trabajadores pernoctasen allí. Evitando de ese modo que se perdiese tiempo subiendo y bajando a sus casas.
Como es evidente, incluso con trabajos de excavación en el fondo de la sima, nunca encontraron ningún tesoro y el empeño de “el Marqués” prácticamente le llevó a la ruina.
Se sigue descendiendo y se llega al llamado Pas de Hillary, paso que permite dejar el cordal e iniciar el descenso por la cara Oeste hacia el collado de El Polset.
Lo primero que aparece es un destrepe no excesivamente complicado pero en el que hay que andar con mucho cuidado, además hay que evitar un agujero a la izquierda.
Existe la opción de bajar directamente al frente por una torrentera, pero es preferible seguir por el sendero de la izquierda.
Esta opción también se encuentra con otro destrepe cuidadoso, por el aspecto resbaladizo de la roca.
Luego en cambio, el sendero recorre un tramo encerrado entre la pared rocosa y un muro de vegetación que lo hace enormemente atractivo.
Más adelante se hace un poco incómodo al atravesar torrenteras, hasta que finalmente se adentra en la pinada y llega al collado.
Una vez en el collado de El Polset, se pasa junto al nevero, como se ve, similar al anterior descrito; luego se coge la senda que pasa tras la casa en ruinas y se sigue por ella.
Esta senda se dirige hacia el Oeste, sin opción de perdida por una zona de pinar.
Siguiendo la senda, lo primero que llama la atención es el extremo superior del Esquenall del Racó del Calderó, hacia cuya base hay que dirigirse.
Antes de llegar, el sendero se deja caer por el impresionante Canal de l’Homenet.
Se trata de una bajada con bastante desnivel y con mucha piedra suelta, por lo que es incómoda y hay que andar con cuidado de no resbalar.
Vista hacia atrás durante el descenso.
Curioso agujero en el Esquenall del Racó del Calderó, cuando el canal se encierra frente a la Penya de Malena.
Imagen hacia el Canal de l’Homenet al llegar a la zona cubierta de bosque.
A partir de aquí, empieza a convertirse en un típico barranco de montaña y el descenso se hace más liviano y agradable.
La senda abandona el cauce del barranco y sube por la ladera de la derecha.
Vista hacia la sierra, destacando hacia la izquierda la Penya de Malena, junto a la que se ha pasado durante el descenso.
Al poco tiempo enlaza con la pista forestal que se recorrió al principio de la jornada y como es evidente se gira a la izquierda, para llegar hasta el punto de partida.
Ruta de 12,65 Km realizada en 260' el 06/02/2015
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Mapa ruta nº 193 Serra del Cabeçó d'Or Occidental
Mapa ruta nº 193 Serra del Cabeçó d'Or Occidental
Pasado el Pla de la Gralla, en la última curva cerrada a la derecha que enfila la subida hacia las Cuevas de Canalobre, se ha acondicionado una zona donde poder aparcar.
En este mismo sitio, se dejó el coche para la realización de la ruta nº 11.
Al contrario que en aquella ocasión que era de regreso, en esta se inicia la ruta por la pista forestal que se dirige hacia el Norte.
Inmediatamente de disfrutan de las espectaculares vistas de los acantilados de la cara Oeste de la Serra del Cabeçó d’Or.
Se camina por esta pista forestal sin ningún tipo de problema o duda, hasta llegar al Raço de la Mina, donde frente a la impresionante cresta rocosa del Esquenall de l’Ase, aparece un cruce de caminos.
Como se ve en el mapa, se gira a la izquierda por el camino que desciende y a los pocos metros, se deja por la derecha, siguiendo una nueva pista forestal que continúa hacia el Norte, paralela a la línea de acantilados.
Como curiosidad decir, que se pasa junto a los restos casi inapreciables de una antigua casa de labor, con la singularidad de existir a un lado del camino de tierra un pequeño nevero (muy similar en tamaño y construcción al que hay junto a la Casa del Polset a 955 m. de altitud), pero que a unos 600 metros, su utilidad y aprovechamiento es bastante limitado.
Al otro lado del camino hay un gran aljibe, más “moderno” que los otros restos, pero también en un estado ruinoso.
Se prosigue la ruta por la misma pista forestal, por el momento sin opción a pérdida.
Esta interminable línea de paredes rocosas en apariencia inaccesibles, tienen algún “punto débil”, uno de ellos a los pies de la Penya de l’Home, pero en esta ocasión se sigue el camino de tierra en busca de otra opción.
Cuando el camino de tierra gira a la izquierda para acceder a una casa también en ruinas, se sigue por una senda que nace de la misma curva y continúa al frente.
Como es evidente, se sigue circulando a los pies de la permanente línea de acantilados.
El sendero termina enlazando con el camino de tierra de acceso a unos bancales trabajados.
Como es lógico, se sigue hacia la derecha.
Llegando al final de los bancales, aquí plantados de olivos.
Sobre el vertical perfil de esta ladera, se abre una brecha que da opción a llegar a la cumbre sin demasiadas dificultades.
No existe ningún trazado “oficial”, por lo que aquí se describe el seguido en esta ruta.
Una vez terminados los bancales, la pista forestal empieza a subir. En ese mismo punto, frente a una gran roca a la derecha existe una tablilla de caza.
Junto a ella se inicia la ascensión hacia la cumbre.
En este primer tramo, hay pinada y el sotobosque con bastante vegetación, por lo que hay que ir buscando el paso más despejado entre ella para ir avanzando sin mucha dificultad.
Una vez abandonada la pinada, a tramos parece abrirse el monte-bajo, formando sederos que de pronto desaparecen.
Como referencia se puede buscar una gran roca que sobresale del terreno y tiene un solitario pino pegado.
Como segunda referencia, aparece una pequeña formación rocosa que se debe evitar sobrepasándola por la izquierda.
Se sigue ascendiendo por donde se vea más factible y aparece una nueva pared rocosa totalmente inaccesible, por lo que hay que dirigirse nuevamente hacia la izquierda.
Ir en esta dirección lleva a encontrarse con una torrentera por la que hay que iniciar una incómoda subida, pero al menos libre de vegetación.
Unos metros antes de llegar al principio de la torrentera, a la izquierda se encuentra una senda bastante evidente.
Como en algunos momentos es un poco dudoso, este tramo es para gente acostumbrada a estos terrenos, donde es necesaria la orientación para dirigirse hacia la base del espolón que hay a la izquierda.
Un trazado lógico lleva hasta la base de la pared rocosa, en un trayecto que no ha representado en ningún momento un peligro serio para la integridad física.
Una vez en la base se abre un canal que pronto se convierte en una torrentera.
Un poco más arriba, una gigantesca esquina rocosa separa la torrentera en dos. Ambas opciones tienen salida hasta la cumbre, pero la de la derecha, aunque es más divertida porque tiene un par de trepadas interesantes, también es cierto que es más incomoda al tener que atravesar un bosquecillo de carrasca bastante espeso.
Es por ello que para esta ruta se ha optado por la rama de la izquierda, mucho menos exigente técnicamente, como ha sido el resto de la subida.
Como se ve también es la más utilizada, ya que al ir ascendiendo se encuentra un sendero dirigiéndose hacia la izquierda, para evitar un grupo de carrascas y poder atravesar la vegetación sin mucha molestia.
Una vez cruzados los arbustos, se ve al frente una pared rocosa que obliga a dirigirse hacia la izquierda, siguiendo el sendero comentado, aunque no siempre está claro.
Al llegar a la altura de un solitario pino, se observa como el sendero pasa junto a él, subiendo en diagonal hasta la cumbre.
Alcanzada la cumbre, es momento de iniciar el regreso por una pista forestal que une los innumerables bancales que cubren esta suave ladera Oriental de la Serra del Cabeçó d’Or.
El próximo objetivo es la peña que destaca en primer lugar, por lo que hay que dejar la pista forestal al llegar a los bancales, cruzar por ellos y al terminar, seguir una senda no muy marcada que va hacia la cresta de la sierra.
Subir hasta esta cima de 1097 metros, no reviste ninguna dificultad.
Vista hacia el Norte desde lo alto de la peña.
Imagen hacia el Sur, donde destaca el siguiente objetivo, la Penya de l’Home, coronada por una caseta.
Pero primero hay que bajar al frente hasta la pista forestal, por una ladera un poco incomoda por la vegetación y por el terreno.
Vista hacia atrás desde la pista forestal.
Al final del primer tramo encementado de la subida hacia la Penya de l’Home, empieza a la izquierda una pista forestal muy poco utilizada, por donde prosigue la ruta una vez visitada la cima.
En lo alto de la Penya de l’Home (1135 m.) se erigen varias antenas y una caseta de vigilancia forestal.
Tras la visita se regresa a la pista forestal comentada durante la subida y se sigue por ella.
Al sobrepasar la siguiente cima, cortada por impresionantes acantilados en su cara Sur, termina la pista forestal y se llega a la cresta de la sierra. Se prosigue sobre ella, por un sendero evidente, hacia una siguiente cima.
Imagen desde esta cumbre hacia el definitivo objetivo de la ruta, la cima del Cabeçó d’Or.
Ahora el descenso es un poco anárquico, ya que la senda no está del todo clara y hay que ir descendiendo como se pueda hasta los bancales que se ven al fondo.
Una vez en ellos, se continúa por la pista forestal que sigue al frente.
Tras un ascenso suave y sin ninguna dificultad se llega a la cima.
Hay que andar con cuidado, ya que aunque es visible, el desplome de la bóveda de un aljibe situado en la cumbre, puede ocasionar una caída.
Este es el Vértice Geodésico del Cabeçó d’Or (1207 m.).
Ahora se inicia el descenso hacia el Sur, siguiendo un ancho sendero por el cordal de la sierra.
A los pocos metros del descenso aparecen los restos de una pequeña caseta desde la cual se accede a la Cova de la Granota.
En realidad esta cueva la forman dos enormes piedras planas apoyadas en la parte superior, por lo que crean una estancia triangular abierta hacia el Sur, aunque posteriormente se tabicó con un muro de piedra y argamasa para dejar una pequeña puerta de acceso.
En el suelo se abre un agujero que es la entrada a la llamada l’Avenc del Marques, una sima de más de 100 metros de profundidad que según se cuenta, fue exhaustivamente explorada a principio del siglo XVIII por jornaleros pagados por el que al parecer era el dueño de toda la sierra y era conocido como “el Marqués”.
El motivo era que este individuo estaba convencido que en sus entrañas existía escondido un fabuloso tesoro, por lo que también cerró la entrada y construyó la pequeña caseta para que sus trabajadores pernoctasen allí. Evitando de ese modo que se perdiese tiempo subiendo y bajando a sus casas.
Como es evidente, incluso con trabajos de excavación en el fondo de la sima, nunca encontraron ningún tesoro y el empeño de “el Marqués” prácticamente le llevó a la ruina.
Se sigue descendiendo y se llega al llamado Pas de Hillary, paso que permite dejar el cordal e iniciar el descenso por la cara Oeste hacia el collado de El Polset.
Lo primero que aparece es un destrepe no excesivamente complicado pero en el que hay que andar con mucho cuidado, además hay que evitar un agujero a la izquierda.
Existe la opción de bajar directamente al frente por una torrentera, pero es preferible seguir por el sendero de la izquierda.
Esta opción también se encuentra con otro destrepe cuidadoso, por el aspecto resbaladizo de la roca.
Luego en cambio, el sendero recorre un tramo encerrado entre la pared rocosa y un muro de vegetación que lo hace enormemente atractivo.
Más adelante se hace un poco incómodo al atravesar torrenteras, hasta que finalmente se adentra en la pinada y llega al collado.
Una vez en el collado de El Polset, se pasa junto al nevero, como se ve, similar al anterior descrito; luego se coge la senda que pasa tras la casa en ruinas y se sigue por ella.
Esta senda se dirige hacia el Oeste, sin opción de perdida por una zona de pinar.
Siguiendo la senda, lo primero que llama la atención es el extremo superior del Esquenall del Racó del Calderó, hacia cuya base hay que dirigirse.
Antes de llegar, el sendero se deja caer por el impresionante Canal de l’Homenet.
Se trata de una bajada con bastante desnivel y con mucha piedra suelta, por lo que es incómoda y hay que andar con cuidado de no resbalar.
Vista hacia atrás durante el descenso.
Curioso agujero en el Esquenall del Racó del Calderó, cuando el canal se encierra frente a la Penya de Malena.
Imagen hacia el Canal de l’Homenet al llegar a la zona cubierta de bosque.
A partir de aquí, empieza a convertirse en un típico barranco de montaña y el descenso se hace más liviano y agradable.
La senda abandona el cauce del barranco y sube por la ladera de la derecha.
Vista hacia la sierra, destacando hacia la izquierda la Penya de Malena, junto a la que se ha pasado durante el descenso.
Al poco tiempo enlaza con la pista forestal que se recorrió al principio de la jornada y como es evidente se gira a la izquierda, para llegar hasta el punto de partida.
Ruta de 12,65 Km realizada en 260' el 06/02/2015