La Serra del Ferrer es una estrecha y alargada cresta montañosa de unos 5 Kilómetros de longitud y cercana a los 900 metros de altura máxima, que discurre de Norte a Sur entre la Serra del Carrascal de Parcent y la Serra de Bèrnia.
Imagen de la Serra del Ferrer desde la Serra de Bèrnia.
Se encuentra situada en plena comarca de La Marina. De hecho es la encargada de separar la Marina Alta de la Marina Baixa, al tiempo que es frontera entre los términos municipales de Tàrbena al Oeste, Xaló al Este.
En cuanto a la ruta decir que aparte de la dureza del regreso, desde la subida por el Pas dels Bandolers, pasando por los constantes desniveles de la Serra del Ferrer, hasta sus tramos de aristas totalmente aéreos y peligrosos. Lo más difícil es el tramo en el que se recorre el Riuet de Sacos, ya que como se verá más adelante, se pasa por varios puntos en los que el cauce se cierra por la vegetación y hay que pasar arrastrándose bajo ella; pero lo peor es que hay que atravesar “literalmente” varios zarzales. Por lo que esta ruta, tal como está aquí descrita, es solo para aventureros que no se achantan ante nada.
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Esta ruta se inicia en el mismo lugar que la anterior, en el parking del restaurante de montaña que se encuentra un poco más arriba del Coll de Rates.
El Coll de Rates es un puerto de montaña que separa las Sierras del Carrascal de Parcent de la del Ferrer.
Al contrario de lo que ocurrió durante el transcurso de la ruta nº 142, hoy es un día despejado que permite disfrutar del paisaje en toda su amplitud.
Vista hacia el Sur de la Serra del Ferrer y la parte superior del Vall de l‘Algar.
Panorámica hacia el Norte, con Parcent en el centro del Valle del Pop.
Se inicia la ruta descendiendo por la pista forestal hacia el Coll de Rates, con la Penya Talai al otro lado y el único puesto de control del sistema “Stoppomat” que por el momento existe en España junto a esta pista.
Se trata de la ocurrencia de un club ciclista Alemán que ideó un sistema para cronometrar el tiempo empleado en la ascensión de un tramo concreto.
En esta ocasión se trata de un recorrido de aproximadamente 6.800 metros entre el núcleo urbano de Parcent y el puerto de montaña del Coll de Rates, con un desnivel de 355 metros.
Justo al otro lado del collado, en el mismo puerto de montaña, hay dos caminos prácticamente pegados.
El superior es por donde se cerrará esta ruta, pero para iniciarla hay que seguir el que desciende hacia un pequeño grupo de casas.
A los pocos metros hay que abandonar el camino encementado por la derecha, siguiendo una senda que corre junto a la parte exterior de un vallado.
Al sobrepasar el nivel de las casas, la senda empieza a diluirse hasta que finalmente desaparece y hay que seguir campo a través por una ladera con bastante vegetación.
Como se ve en el mapa, el objetivo es alcanzar un camino de tierra por la parte superior de los bancales que rodean una casa.
Imagen hacia atrás desde el camino de tierra hacia los bancales escalonados.
Vista hacia el Sur con el Barranc del Llom en el centro y la crestería de la Serra del Ferrer a la izquierda.
Como se ve en el mapa, este camino de tierra enlaza, junto a una gran balsa, con un camino asfaltado.
A simple vista, desde este cruce se podría continuar la ruta descendiendo y enlazando caminos para seguir el curso del Barranc del Llom. Pero no es posible, ya que dichos caminos se adentran en una gran finca vallada, en la que existe una granja y además cubre totalmente la entrada al barranco.
Por tanto la otra opción es seguir el camino asfaltado como indica el mapa y alcanzar la siguiente bajada hacia el barranco.
Durante el descenso hacia el cauce del barranco, se tiene al frente la crestería del Ferrer.
A medida que se desciende, el camino de tierra va degradándose cada vez más, haciéndose poco apto para turismos.
Un poco antes de alcanzar el fondo del barranco se encuentra “ESEL Costa Blanca”, una granja dirigida por una protectora de animales en la que las estrellas son un grupo de burros, enfocado al contacto con niños y personas discapacitadas, ya que son animales muy dóciles.
Prácticamente a la altura de la granja, se descubre que por el Barranc de Binarreal baja un cierto caudal constante de agua.
Ello hace que aparezca un frondoso cañaveral junto al camino.
El camino de tierra llega hasta el cauce del Barranc del Llom, que a partir de aquí se convierte en el Riuet de Sacos, y gira a la izquierda en dirección a unas viviendas.
Se prosigue la ruta adentrándose en una autentica jungla dominada por cañas y zarzas.
Aunque esta primera parte no es muy complicada, ya que hay una especie de sendero entre las cañas.
Si antes se circulaba a cierta distancia del arroyo, pronto llega el momento en el que el cauce se estrecha y se camina a su lado.
Se estrecha tanto que se llega a un lugar en el que existe un pequeño estanque.
Para superarlo, lo más práctico es ir pisando sobre las piedras de la orilla de la izquierda. No es complicado, el problema es que la orilla está cubierta de zarzas y los enganchones son frecuentes.
Una vez superado este sencillo y bucólico hándicap, se llega a un punto mucho más desagradable de sobrepasar, ya que se trata de un amplio zarzal que cubre prácticamente todo el cauce, dejando tan solo un estrecho paso por la izquierda, aunque también cubierto con sus ramas con espinas.
Sobrepasada esta zona, se llega a un sitio en el que se cruza el Riuet de Sacos, cuyo caudal de agua tan solo proviene de la que bajaba por el Barranc de Binarreal, ya que por el Barranc del Llom no circula normalmente agua, a no ser la proveniente de las precipitaciones.
A los pocos metros de cruzar el arroyo, el agua desaparece absorbida por el suelo y ya no se vuelve a saber nada de ella hasta que renace, junto con otros caudales subterráneos, en Les Fonts de l’Algar.
Durante el recorrido por el Barranc o Riuet de Sacos se llega a puntos en los que la vegetación cubre totalmente el cauce, dejando tan solo para atravesarlo un pequeño túnel por el que hay que pasar reptando.
Pero esto no es lo peor del recorrido, ya que aparte de la constante presencia de zarzas con sus punzantes ramas, se llega a una zona que es un auténtico infierno verde, formado por una tupida masa de vegetación cubriendo todo el cauce, permitiendo tan solo el paso por la derecha, pegados a la ladera del barranco.
Pero este trazado lleva inevitablemente a un enorme zarzal que hay que sobrepasar por encima si se quiere continuar adelante.
Lo único destacable del resto del trayecto, son la presencia en ocasiones de senderos que o bien facilitan el transito o sirven para atajar un poco.
Como es evidente, durante el periplo por el barranco se disfruta de un magnífico entorno y de unas vistas impresionantes sobre los acantilados de la cara Oeste de la Serra del Ferrer.
Después de 1 hora y media de luces y sombras durante el descenso por este barranco, se llega al punto donde un camino de tierra lo atraviesa y es por donde se abandona, siguiendo ahora hacia la izquierda.
Este es el mismo lugar por el que también se sale del Riuet de Sacos en la ruta nº 140, pero en esa ocasión subiéndolo.
Se inicia la ascensión por esta ladera que supondrá superar un desnivel de más de 550 metros hasta lo alto de la Serra del Ferrer.
Imagen durante la subida por el camino de tierra del Penyot de Orenga al frente, a la izquierda la Penya Grand y en el centro la muesca que se crea entre las dos enormes moles rocosas, formada por el salto del Barranc del Curt.
Al llegar a una bifurcación se sigue por la de la izquierda, que es en realidad la entrada de acceso a una antigua vivienda rural abandonada.
Por delante de la explanada que hay frente a la casa comienza un sendero que bordea los antiguos campos de cultivo. Discurre entre pequeñas pinadas e incluso en algún punto, por entre una serie de arbustos de gran tamaño que dificultan un poco el transito.
Se pasa junto a los restos de una antigua caseta agrícola y más adelante se despeja el terreno y se llega al Barranc del Curt, por donde prosigue el sendero siguiendo el cauce.
El sendero lleva hacia el punto donde se encuentra el salto, que través de la Serra del Ferrer, desagua en caso de lluvias torrenciales, la zona Sur-Occidental de la meseta elevada existente al Norte de la Serra de Bèrnia, hasta este valle y sumada al caudal del Riu de l’Algar, llega al mar.
Es una lástima continuar la ruta sin acercarse a descubrir este impresionante salto con forma de chimenea.
Subir hasta su interior es un tanto complicado, pero asequible.
Ahora toca la parte más dura de este trazado, ya que hay que subir por la pedrera de esta empinada ladera, cosa bastante difícil por no decir imposible, ya que el corrimiento de las piedras impide ascender por ella, por lo que hay que ir buscando por los laterales, terreno más firme para asegurar el avance.
Imagen de la subida, marcada por la vegetación, hacia el Pas dels Bandolers.
Hay que ir atentos a la pared de roca, ya que el principio de la subida no está muy claro, aunque algún montón de piedras en la pedrera ayuda a localizarla.
En este punto termina la coincidencia con la ruta nº 140 que se continúa siguiendo la pedrera.
Para esta ruta hay que seguir el trazado lógico de subida, aunque ayuda una serie de puntos rojos o verdes que marcan el camino apropiado para superar una primera parte no muy complicada.
Se puede considerar como una segunda parte, la entrada en una canal en la que existen un par de saltos bastante complicados, no por su altura, sino por los pocos puntos de apoyo que hay para superarlos.
Una vez en el Pas dels Bandolers se tiene una impresionante vista sobre la cara Sur de la Penya Grand.
No existe ninguna senda marcada, por lo que hay que subir por donde se quiera o pueda.
En esta foto se marca el trazado seguido para esta ruta.
Antes de eso, primero hay que descender por una pedrera hasta el fondo el Barranc del Curt, junto al impresionante salto que anteriormente se ha visto desde abajo.
Luego empieza un largo ascenso, sin ninguna dificultad técnica y en el que tampoco molesta la vegetación, ya que la existente se puede rodear sin problemas por un lado o por otro.
Vista hacia atrás terminando la subida, en la que se disfruta de las impresionantes vistas sobre el cerrado y profundo desfiladero que forma el Barranc del Curt, la majestuosa crestería de la Serra de Bèrnia y más al fondo, la Serra d’Oltà.
Durante el ascenso no se puede acceder fácilmente a la cresta, pero al llegar a lo alto, cuando se vea posible, hay que subir a la cima.
Al llegar arriba se tienen estas vistas hacia el Oeste.
Una vez arriba ya solo queda seguir la cresta de la Serra del Ferrer hacia el Norte.
Lo que pasa es que no es una cresta continua, sino que tiene varios cortes, en los que hay que descender hacia la cara Este, por donde se pueda, para volver a retomar la cresta.
Por el momento, circular por el borde no reviste mayor dificultad que ir muy atentos a los pasos dados, ya que ir pegados al acantilado puede ser muy peligroso en caso de tener un traspiés.
El siguiente quiebro permite ver la profundidad de los enormes acantilados que cortan esta sierra por su cara Oeste.
Otra espectacular imagen desde el siguiente quiebro.
En alguna zona en concreto, el andar sobre las aristas de la cresta es más un reto para funambulistas que para senderistas, por tanto es el momento de bajar un poco por la derecha y seguir el trazado más evidente para continuar avanzando, pero siempre buscando regresar a la cresta.
En algunos momentos, aparecerán marcas de color verde que indican un camino correcto.
Al llegar a la cima más elevada de esta sierra (899 metros), ya aparece el Peñon de Ifach tras la Serra d’Oltà.
Vista al frente desde la misma cima, que también genera un corte en la crestería.
Imagen hacia atrás de la cima más elevada de la Serra del Ferrer tras el descenso campo a través.
Se continúa, como siempre por donde se vea más adecuado hasta llegar a un enorme collado, hasta donde llega por la ladera Este, una pista forestal desde el Caserío del Masserof.
Siguiendo la cresta, hay que buscar la bajada por una brecha que se abre y permite el descenso sin excesiva dificultad.
Se cruza la pista forestal y se prosigue por un sendero no muy marcado pero relativamente evidente que llega hasta una muesca que permite pasar al otro lado.
Ahora lo más sencillo es seguir por esta cara sin buscar la cresta hasta el siguiente collado.
Impresionante vista hacia atrás desde el punto donde se vuelve a coger la cresta.
Se continúa al frente y ya se distingue a lo lejos, en el fondo, la casa de campo junto a la que hay que pasar más adelante.
Ahora viene un tramo en el que los acantilados se encuentran en la cara Este.
No se puede evitar echar la vista hacia el impresionante Penyal d’Ifac.
Se llega al último quiebro de la interminable crestería, y al mismo tiempo la parte más comprometida de la travesía.
Si anteriormente se podía evitar en cierta medida las aristas de la cresta, en esta zona hay un solo camino para seguir y con acantilados a ambos lados.
Como es evidente, hay que extremar las precauciones y abstenerse de realizar esta ruta gente con vértigo.
Vista hacia atrás, con el Sol poniéndose.
Durante este tramo, los errores pueden resultar fatales, ya que la caída a cualquiera de los lados es muy comprometida.
Un poco más adelante, la arista de la cresta se estrecha aún más y se hace más quebradiza, pero por lo menos existe la opción de bajar a la parte izquierda y seguir por debajo.
Por fin la cresta se ensancha y terminan las dificultades técnicas de la travesía.
Se pasa junto a una antena de televisión, de alguna casa particular, que está caída.
Por fin se llega al final de la Serra del Ferrer, distinguiendo al fondo la casa de campo a la que hay que llegar, siguiendo una senda que empieza a descender por esta ladera, primero haciendo un amplio zigzag y luego bajando prácticamente en línea recta.
Antes de empezar el descenso, ya se ha puesto el Sol completamente.
La senda llega hasta la parte de atrás de la casa y se pasa junto a ella, prosiguiendo la ruta por el camino de acceso a ella, hasta llegar al Coll de Rates.
Y desde ahí, por la pista forestal que llega hasta la caseta de vigilancia forestal de la Serra del Carrascal de Parcent, al coche que se encuentra frente al restaurante de montaña.
Ruta de 18,62 Km realizada en 520' el 31/10/2012
Imagen de la Serra del Ferrer desde la Serra de Bèrnia.
Se encuentra situada en plena comarca de La Marina. De hecho es la encargada de separar la Marina Alta de la Marina Baixa, al tiempo que es frontera entre los términos municipales de Tàrbena al Oeste, Xaló al Este.
En cuanto a la ruta decir que aparte de la dureza del regreso, desde la subida por el Pas dels Bandolers, pasando por los constantes desniveles de la Serra del Ferrer, hasta sus tramos de aristas totalmente aéreos y peligrosos. Lo más difícil es el tramo en el que se recorre el Riuet de Sacos, ya que como se verá más adelante, se pasa por varios puntos en los que el cauce se cierra por la vegetación y hay que pasar arrastrándose bajo ella; pero lo peor es que hay que atravesar “literalmente” varios zarzales. Por lo que esta ruta, tal como está aquí descrita, es solo para aventureros que no se achantan ante nada.
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pincha aquí versión satélite WIKILOC
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Mapa ruta nº 143 Serra del Ferrer
Mapa ruta nº 143 Serra del Ferrer
Esta ruta se inicia en el mismo lugar que la anterior, en el parking del restaurante de montaña que se encuentra un poco más arriba del Coll de Rates.
El Coll de Rates es un puerto de montaña que separa las Sierras del Carrascal de Parcent de la del Ferrer.
Al contrario de lo que ocurrió durante el transcurso de la ruta nº 142, hoy es un día despejado que permite disfrutar del paisaje en toda su amplitud.
Vista hacia el Sur de la Serra del Ferrer y la parte superior del Vall de l‘Algar.
Panorámica hacia el Norte, con Parcent en el centro del Valle del Pop.
Se inicia la ruta descendiendo por la pista forestal hacia el Coll de Rates, con la Penya Talai al otro lado y el único puesto de control del sistema “Stoppomat” que por el momento existe en España junto a esta pista.
Se trata de la ocurrencia de un club ciclista Alemán que ideó un sistema para cronometrar el tiempo empleado en la ascensión de un tramo concreto.
En esta ocasión se trata de un recorrido de aproximadamente 6.800 metros entre el núcleo urbano de Parcent y el puerto de montaña del Coll de Rates, con un desnivel de 355 metros.
Justo al otro lado del collado, en el mismo puerto de montaña, hay dos caminos prácticamente pegados.
El superior es por donde se cerrará esta ruta, pero para iniciarla hay que seguir el que desciende hacia un pequeño grupo de casas.
A los pocos metros hay que abandonar el camino encementado por la derecha, siguiendo una senda que corre junto a la parte exterior de un vallado.
Al sobrepasar el nivel de las casas, la senda empieza a diluirse hasta que finalmente desaparece y hay que seguir campo a través por una ladera con bastante vegetación.
Como se ve en el mapa, el objetivo es alcanzar un camino de tierra por la parte superior de los bancales que rodean una casa.
Imagen hacia atrás desde el camino de tierra hacia los bancales escalonados.
Vista hacia el Sur con el Barranc del Llom en el centro y la crestería de la Serra del Ferrer a la izquierda.
Como se ve en el mapa, este camino de tierra enlaza, junto a una gran balsa, con un camino asfaltado.
A simple vista, desde este cruce se podría continuar la ruta descendiendo y enlazando caminos para seguir el curso del Barranc del Llom. Pero no es posible, ya que dichos caminos se adentran en una gran finca vallada, en la que existe una granja y además cubre totalmente la entrada al barranco.
Por tanto la otra opción es seguir el camino asfaltado como indica el mapa y alcanzar la siguiente bajada hacia el barranco.
Durante el descenso hacia el cauce del barranco, se tiene al frente la crestería del Ferrer.
A medida que se desciende, el camino de tierra va degradándose cada vez más, haciéndose poco apto para turismos.
Un poco antes de alcanzar el fondo del barranco se encuentra “ESEL Costa Blanca”, una granja dirigida por una protectora de animales en la que las estrellas son un grupo de burros, enfocado al contacto con niños y personas discapacitadas, ya que son animales muy dóciles.
Prácticamente a la altura de la granja, se descubre que por el Barranc de Binarreal baja un cierto caudal constante de agua.
Ello hace que aparezca un frondoso cañaveral junto al camino.
El camino de tierra llega hasta el cauce del Barranc del Llom, que a partir de aquí se convierte en el Riuet de Sacos, y gira a la izquierda en dirección a unas viviendas.
Se prosigue la ruta adentrándose en una autentica jungla dominada por cañas y zarzas.
Aunque esta primera parte no es muy complicada, ya que hay una especie de sendero entre las cañas.
Si antes se circulaba a cierta distancia del arroyo, pronto llega el momento en el que el cauce se estrecha y se camina a su lado.
Se estrecha tanto que se llega a un lugar en el que existe un pequeño estanque.
Para superarlo, lo más práctico es ir pisando sobre las piedras de la orilla de la izquierda. No es complicado, el problema es que la orilla está cubierta de zarzas y los enganchones son frecuentes.
Una vez superado este sencillo y bucólico hándicap, se llega a un punto mucho más desagradable de sobrepasar, ya que se trata de un amplio zarzal que cubre prácticamente todo el cauce, dejando tan solo un estrecho paso por la izquierda, aunque también cubierto con sus ramas con espinas.
Sobrepasada esta zona, se llega a un sitio en el que se cruza el Riuet de Sacos, cuyo caudal de agua tan solo proviene de la que bajaba por el Barranc de Binarreal, ya que por el Barranc del Llom no circula normalmente agua, a no ser la proveniente de las precipitaciones.
A los pocos metros de cruzar el arroyo, el agua desaparece absorbida por el suelo y ya no se vuelve a saber nada de ella hasta que renace, junto con otros caudales subterráneos, en Les Fonts de l’Algar.
Durante el recorrido por el Barranc o Riuet de Sacos se llega a puntos en los que la vegetación cubre totalmente el cauce, dejando tan solo para atravesarlo un pequeño túnel por el que hay que pasar reptando.
Pero esto no es lo peor del recorrido, ya que aparte de la constante presencia de zarzas con sus punzantes ramas, se llega a una zona que es un auténtico infierno verde, formado por una tupida masa de vegetación cubriendo todo el cauce, permitiendo tan solo el paso por la derecha, pegados a la ladera del barranco.
Pero este trazado lleva inevitablemente a un enorme zarzal que hay que sobrepasar por encima si se quiere continuar adelante.
Lo único destacable del resto del trayecto, son la presencia en ocasiones de senderos que o bien facilitan el transito o sirven para atajar un poco.
Como es evidente, durante el periplo por el barranco se disfruta de un magnífico entorno y de unas vistas impresionantes sobre los acantilados de la cara Oeste de la Serra del Ferrer.
Después de 1 hora y media de luces y sombras durante el descenso por este barranco, se llega al punto donde un camino de tierra lo atraviesa y es por donde se abandona, siguiendo ahora hacia la izquierda.
Este es el mismo lugar por el que también se sale del Riuet de Sacos en la ruta nº 140, pero en esa ocasión subiéndolo.
Se inicia la ascensión por esta ladera que supondrá superar un desnivel de más de 550 metros hasta lo alto de la Serra del Ferrer.
Imagen durante la subida por el camino de tierra del Penyot de Orenga al frente, a la izquierda la Penya Grand y en el centro la muesca que se crea entre las dos enormes moles rocosas, formada por el salto del Barranc del Curt.
Al llegar a una bifurcación se sigue por la de la izquierda, que es en realidad la entrada de acceso a una antigua vivienda rural abandonada.
Por delante de la explanada que hay frente a la casa comienza un sendero que bordea los antiguos campos de cultivo. Discurre entre pequeñas pinadas e incluso en algún punto, por entre una serie de arbustos de gran tamaño que dificultan un poco el transito.
Se pasa junto a los restos de una antigua caseta agrícola y más adelante se despeja el terreno y se llega al Barranc del Curt, por donde prosigue el sendero siguiendo el cauce.
El sendero lleva hacia el punto donde se encuentra el salto, que través de la Serra del Ferrer, desagua en caso de lluvias torrenciales, la zona Sur-Occidental de la meseta elevada existente al Norte de la Serra de Bèrnia, hasta este valle y sumada al caudal del Riu de l’Algar, llega al mar.
Es una lástima continuar la ruta sin acercarse a descubrir este impresionante salto con forma de chimenea.
Subir hasta su interior es un tanto complicado, pero asequible.
Ahora toca la parte más dura de este trazado, ya que hay que subir por la pedrera de esta empinada ladera, cosa bastante difícil por no decir imposible, ya que el corrimiento de las piedras impide ascender por ella, por lo que hay que ir buscando por los laterales, terreno más firme para asegurar el avance.
Imagen de la subida, marcada por la vegetación, hacia el Pas dels Bandolers.
Hay que ir atentos a la pared de roca, ya que el principio de la subida no está muy claro, aunque algún montón de piedras en la pedrera ayuda a localizarla.
En este punto termina la coincidencia con la ruta nº 140 que se continúa siguiendo la pedrera.
Para esta ruta hay que seguir el trazado lógico de subida, aunque ayuda una serie de puntos rojos o verdes que marcan el camino apropiado para superar una primera parte no muy complicada.
Se puede considerar como una segunda parte, la entrada en una canal en la que existen un par de saltos bastante complicados, no por su altura, sino por los pocos puntos de apoyo que hay para superarlos.
Una vez en el Pas dels Bandolers se tiene una impresionante vista sobre la cara Sur de la Penya Grand.
No existe ninguna senda marcada, por lo que hay que subir por donde se quiera o pueda.
En esta foto se marca el trazado seguido para esta ruta.
Antes de eso, primero hay que descender por una pedrera hasta el fondo el Barranc del Curt, junto al impresionante salto que anteriormente se ha visto desde abajo.
Luego empieza un largo ascenso, sin ninguna dificultad técnica y en el que tampoco molesta la vegetación, ya que la existente se puede rodear sin problemas por un lado o por otro.
Vista hacia atrás terminando la subida, en la que se disfruta de las impresionantes vistas sobre el cerrado y profundo desfiladero que forma el Barranc del Curt, la majestuosa crestería de la Serra de Bèrnia y más al fondo, la Serra d’Oltà.
Durante el ascenso no se puede acceder fácilmente a la cresta, pero al llegar a lo alto, cuando se vea posible, hay que subir a la cima.
Al llegar arriba se tienen estas vistas hacia el Oeste.
Una vez arriba ya solo queda seguir la cresta de la Serra del Ferrer hacia el Norte.
Lo que pasa es que no es una cresta continua, sino que tiene varios cortes, en los que hay que descender hacia la cara Este, por donde se pueda, para volver a retomar la cresta.
Por el momento, circular por el borde no reviste mayor dificultad que ir muy atentos a los pasos dados, ya que ir pegados al acantilado puede ser muy peligroso en caso de tener un traspiés.
El siguiente quiebro permite ver la profundidad de los enormes acantilados que cortan esta sierra por su cara Oeste.
Otra espectacular imagen desde el siguiente quiebro.
En alguna zona en concreto, el andar sobre las aristas de la cresta es más un reto para funambulistas que para senderistas, por tanto es el momento de bajar un poco por la derecha y seguir el trazado más evidente para continuar avanzando, pero siempre buscando regresar a la cresta.
En algunos momentos, aparecerán marcas de color verde que indican un camino correcto.
Al llegar a la cima más elevada de esta sierra (899 metros), ya aparece el Peñon de Ifach tras la Serra d’Oltà.
Vista al frente desde la misma cima, que también genera un corte en la crestería.
Imagen hacia atrás de la cima más elevada de la Serra del Ferrer tras el descenso campo a través.
Se continúa, como siempre por donde se vea más adecuado hasta llegar a un enorme collado, hasta donde llega por la ladera Este, una pista forestal desde el Caserío del Masserof.
Siguiendo la cresta, hay que buscar la bajada por una brecha que se abre y permite el descenso sin excesiva dificultad.
Se cruza la pista forestal y se prosigue por un sendero no muy marcado pero relativamente evidente que llega hasta una muesca que permite pasar al otro lado.
Ahora lo más sencillo es seguir por esta cara sin buscar la cresta hasta el siguiente collado.
Impresionante vista hacia atrás desde el punto donde se vuelve a coger la cresta.
Se continúa al frente y ya se distingue a lo lejos, en el fondo, la casa de campo junto a la que hay que pasar más adelante.
Ahora viene un tramo en el que los acantilados se encuentran en la cara Este.
No se puede evitar echar la vista hacia el impresionante Penyal d’Ifac.
Se llega al último quiebro de la interminable crestería, y al mismo tiempo la parte más comprometida de la travesía.
Si anteriormente se podía evitar en cierta medida las aristas de la cresta, en esta zona hay un solo camino para seguir y con acantilados a ambos lados.
Como es evidente, hay que extremar las precauciones y abstenerse de realizar esta ruta gente con vértigo.
Vista hacia atrás, con el Sol poniéndose.
Durante este tramo, los errores pueden resultar fatales, ya que la caída a cualquiera de los lados es muy comprometida.
Un poco más adelante, la arista de la cresta se estrecha aún más y se hace más quebradiza, pero por lo menos existe la opción de bajar a la parte izquierda y seguir por debajo.
Por fin la cresta se ensancha y terminan las dificultades técnicas de la travesía.
Se pasa junto a una antena de televisión, de alguna casa particular, que está caída.
Por fin se llega al final de la Serra del Ferrer, distinguiendo al fondo la casa de campo a la que hay que llegar, siguiendo una senda que empieza a descender por esta ladera, primero haciendo un amplio zigzag y luego bajando prácticamente en línea recta.
Antes de empezar el descenso, ya se ha puesto el Sol completamente.
La senda llega hasta la parte de atrás de la casa y se pasa junto a ella, prosiguiendo la ruta por el camino de acceso a ella, hasta llegar al Coll de Rates.
Y desde ahí, por la pista forestal que llega hasta la caseta de vigilancia forestal de la Serra del Carrascal de Parcent, al coche que se encuentra frente al restaurante de montaña.
Ruta de 18,62 Km realizada en 520' el 31/10/2012