Aunque la ruta en sí transcurre por la Serra dels Almaens, situada al Este del núcleo urbano de Xixona, se ha elegido para iniciarla un paraje realmente interesante e inesperado en una zona aparentemente bastante árida.
Se trata del Salt de Xixona o Els Tolls del Salt, un pequeño oasis donde aparece un toll o poza normalmente llena de agua, en un lugar muy agradable de visitar al principio o al final de esta ruta.
El descenso hasta la poza se encuentra perfectamente acondicionado con una baranda de madera, escalones también de madera o piedras y remates con cemento blanco para asegurar el terreno.
En el cauce normalmente seco del Riu de la Torre a su paso por esta zona, aparece un gran corte de unos 20 metros de desnivel, que deja al descubierto que por el subsuelo de la rambla circula un cierto caudal de agua en forma de filtración. Sale al exterior a media altura y se desliza por entre la vegetación que tapiza la pared rocosa, siendo tan solo perceptible un incesante gotear sobre la charca.
Evidentemente la cantidad depende de las precipitaciones en su cuenca hidrológica que abarca desde La Torre de les Maçanes, a los pies del la Serra dels Plans, hasta aquí, que se encierra al pasar por la Serra dels Almaens y termina lo que ha sido un ancho valle cubierto de bancales cultivados.
Los escasos aportes de algunos nacimientos de agua en su recorrido o las normales lluvias estacionales son absorbidas por los bancales trabajados o por el lecho del río y tan solo en caso de grandes precipitaciones, el agua corre en suficiente cantidad como para llegar hasta El Salt y formar una espectacular catarata.
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Después de visitar El Salt se regresa hacia el cauce superior del Riu de la Torre.
En esta zona no hay muchos lugares donde poder dejar el coche, por lo que se ha optado por aparcarlo en la curva que hace el camino al cruzar la rambla, ya que se hace más ancho y no molesta demasiado a la circulación.
Como se ve en el mapa, la ruta se inicia por la pista forestal que asciende desde la misma curva y se encuentra cerrada por una cadena al tratarse del acceso al Mas de El Salt.
Vista de la cara Occidental de la Serra dels Almaens.
Imagen del Mas de El Salt.
Se sigue el camino de acceso hasta sobrepasar el caserío y se inicia el ascenso por una especie de sendero pegado a la izquierda.
Se sigue un cordal aunque el sendero no está muy claro en esta zona. El objetivo es localizarlo por la ladera de la sierra hacia la derecha, donde es más evidente.
El sendero se dirige suavemente hacia el primer collado.
Una vez en él es evidente por donde continúa la senda.
La senda va ascendiendo hasta alcanzar la cresta y se prosigue por ella.
Finalmente se enlaza con una pista forestal por la que se continúa hacia la izquierda.
La pista forestal gira sobre el borde de los acantilados que cortan esta sierra por su cara Sur. Este acercamiento hace que este punto se convierta en un magnífico mirador.
Para continuar la ruta hay que abandonar la pista forestal aquí e iniciar un ascenso campo a través, para llegar hasta el vértice geodésico de esta sierra.
Vista de los acantilados desde el mirador.
Aunque no es el punto más elevado de esta sierra, el Vértice Geodésico de els Almaens se encuentra en esta cima de 696 metros.
Imagen hacia el Este con la Serra del Cabeçó d’Or al fondo.
Ahora la imagen es hacia Les Penyes del Migdia situadas al Oeste.
Se prosigue la ruta descendiendo por la otra ladera, donde aparece una pista forestal apenas utilizada que enlaza con la que se abandonó anteriormente.
Ahora toca un largo paseo por una pista forestal en buenas condiciones, sin apenas desnivel y rodeada de una magnífica pinada, aunque no muy compacta, que cubre gran parte del interior de esta sierra.
Como ocurre en casi todas las zonas montañosas de la provincia, esta también es un coto de caza. Prueba de ello es la gran cantidad de comederos-bebederos y puestos de caza situados junto a la pista forestal, por lo que no es aconsejable deambular por aquí en época de caza.
Como se ve en el mapa, cuando se empieza a descender al final de la sierra, se llega a un cruce de caminos donde se gira a la izquierda, continuando el recorrido en unas condiciones similares.
Se pasa junto a esta curiosa estructura circular de piedras apiladas.
Se trata de un majano y según la región o la zona donde se encuentre puede tener una u otra razón de ser.
Aunque no es muy habitual encontrarlo, tampoco se trata de una estructura excepcional en nuestra provincia, donde se utiliza como conejera artificial, ya que durante su construcción se dejan varias entradas a medida y pequeñas cámaras interiores, donde los conejos pueden criar sin peligro a depredadores de gran tamaño como zorros.
Se suelen montar en los cotos donde el terreno no es muy adecuado para que los conejos puedan construir sus madrigueras con suficientes garantías para la cría.
El único inconveniente de este tipo de conejeras es que la muerte de un individuo en su interior puede suponer un foco de infección para el resto de la comunidad.
Por ello es más habitual majanos prefabricados, en los que se tiene la opción de acceder a su interior fácilmente.
En otras zonas se trata tan solo de apilamientos ordenados de las piedras que molestan en los campos de cultivo o como enormes hitos para delimitar territorios.
Se continúa por la pista forestal que llega a una zona más despejada de pinos.
En esta sierra también es utilizada la caza de perdiz con reclamo.
En esta imagen se ve el conjunto típico en esta modalidad de caza.
En primer término se ve el pulpitillo. Se trata de un apilamiento de piedras en forma de hito, para elevar la jaula con la perdiz del suelo y posteriormente se recubre y camufla con vegetación, con lo que sus congéneres tan solo oyen su canto, al que acuden.
Un poco más atrás se distingue el puesto de caza, construido junto a un pequeño pino con un apilamiento circular de piedras, camuflado también con vegetación y con una altura que permita esconderse al cazador, dejando al frente un pequeño hueco llamado tronera, por donde vigila el pulpitillo y se dispara sobre la perdiz que ha acudido al reclamo.
Al llegar a un cruce se prosigue hacia la derecha por una pista forestal que se dirige al extremo Nord-Occidental de la sierra.
Esta pista forestal termina bruscamente cerca de la cima de esta colina, al servir simplemente de acceso a un comedero-bebedero situado bajo un pino.
Ahora toca el tramo más “salvaje” de esta ruta, que empieza por subir campo a través hasta la cima.
Una vez arriba se abre hacia el Norte el Valle del Río de la Torre.
Como se ve en el mapa hay que descender hacia el Norte, pero no hay ninguna senda clara para seguir, por tanto la intuición y la experiencia es bastante importante para bajar hasta el fondo del barranco sin grandes dificultades.
En un primer momento aparecen dos cordales para bajar. Hay que seguir el de la derecha, que se encuentra cubierto de pinos y donde parece en ocasiones existir una especie de sendero.
La pendiente cesa durante unos metros y vuelven a presentarse dos cordales.
Nuevamente la intuición y la existencia de una serie de marcas que aparentan fruto de descensos, llevan a elegir la opción de la izquierda como la correcta.
Cada vez la vegetación va cerrándose un poco más, aunque sin llegar a molestar en exceso, hasta que finalmente, al tener el lecho del barranco a la vista, se baja hasta él por donde se pueda.
Una vez en el barranco se empieza a descender por su lecho.
Se trata de un barranco con un cauce bastante estrecho pero sin ningún salto ni dificultad técnica.
Tan solo en alguna ocasión la vegetación es tan tupida que hay que trepar un poco por la ladera rocosa durante un corto tramo, durante el resto no ofrece mayores molestias.
Al poco se llega a unos antiguos bancales cubiertos de vegetación, sobre la que sobresalen los almendros secos que una vez prosperaron aquí.
Llama la atención unos en apariencia sobredimensionados muros de contención para crear los sucesivos bancales escalonados y que difieren en varios aspectos con lo que es habitual encontrarse.
Normalmente este tipo de pared de piedras queda a ras del terreno, pero en esta ocasión se eleva sobre el nivel del bancal que sostiene, lo que da que pensar que se pretendía frenar la velocidad del agua en una posible avenida, al retenerla hasta sobrepasar el nivel del muro y llenar lentamente el siguiente bancal sin llegar a estancarse, ya que al estar construido con piedras sin argamasa, es poroso y permiten el paso del agua por su estructura.
Al igual que su anchura solo se entiende como una manera de depositar ordenadamente la mayor cantidad posible de piedras molestas a la hora de trabajar los bancales adyacentes.
Más adelante se llega a una serie de bancales plantados de almendros, ahora sí perfectamente cuidados.
Entre bancal y bancal el lecho del barranco es recorrido por un camino de tierra.
Detalle de otro de los anchos muros, pero en estos bancales trabajados, el lateral por donde pasa el camino de tierra está desmoronado.
Al llegar al último bancal hay que dirigirse al extremo de la izquierda para poder descender nuevamente al lecho del barranco.
El gran muro de piedras apiladas que sostiene este bancal llega como es habitual hasta el nivel del terreno.
Al poco más del centenar de metros aparece a la vista un acueducto perteneciente a una antigua canalización de agua que cruza este barranco, justo en el punto en el que se une al Riu de la Torre.
Se pasa bajo el acueducto.
Ahora se desciende por la ladera izquierda hasta el fondo de esta gran rambla seca que forma el Río de la Torre.
En ocasiones se estrecha y aparece bastante vegetación en el lecho de la rambla, pero no molesta para pasar.
Después de una curva cerrada del cauce, aparece una impresionante presa.
Este tipo de infraestructura hidráulica es habitual en los grandes barrancos de la provincia y su denominación técnica es la de “DIQUE TRANSVERSAL PARA LA CORRECCIÓN HIDROLÓGICA-FORESTAL”.
Como se ve en las imágenes se trata de una presa con un vertedero trapezoidal en la parte central superior, por donde sobrepasa el agua en caso de que se llene el vaso del embalse, para de ese modo no se erosionen los laterales.
Luego destacan una serie de agujeros en el cuerpo del dique llamados mechinales, por donde pasa parte del agua retenida, aliviando de ese modo la presión hidrostática sobre la presa, ya que sumisión no es almacenar agua.
Normalmente con su construcción se busca frenar la velocidad del agua en caso de avenida torrencial, disminuyendo de ese modo la erosión en el cauce.
En algunas ocasiones su presencia también ayuda a recargar los acuíferos, ya que durante el tiempo que el agua está retenida, es absorbida con más facilidad por el lecho de la rambla.
También se trata de un punto del cauce en el que se depositan los sedimentos de mayor tamaño arrastrados por la corriente, de modo que el flujo de agua erosione menos y no afecten a posibles infraestructuras cauce abajo.
Por lo que se ve, este dique no ha tenido que parar muchas avenidas desde su construcción, ya que apenas hay sedimentos depositados en su base.
Lo que sí que llama la atención es la evidente diferencia entre la humedad existente a ambos lados de la presa.
También destaca el problema técnico existente en el enlucido de la cara interior, que se está desconchando en toda su totalidad y terminará por desprenderse y aunque no es una zona frecuentada, puede ser peligroso.
Imagen del dique una vez sobrepasado.
A partir de aquí el lecho del Riu de la Torre es prácticamente un camino de tierra.
Un poco más adelante aparece otra diminuta presa en el cauce.
Finalmente se llega al punto donde se dejó el coche.
Ruta de 10,74 Km realizada en 210' el 29/11/2013
Se trata del Salt de Xixona o Els Tolls del Salt, un pequeño oasis donde aparece un toll o poza normalmente llena de agua, en un lugar muy agradable de visitar al principio o al final de esta ruta.
El descenso hasta la poza se encuentra perfectamente acondicionado con una baranda de madera, escalones también de madera o piedras y remates con cemento blanco para asegurar el terreno.
En el cauce normalmente seco del Riu de la Torre a su paso por esta zona, aparece un gran corte de unos 20 metros de desnivel, que deja al descubierto que por el subsuelo de la rambla circula un cierto caudal de agua en forma de filtración. Sale al exterior a media altura y se desliza por entre la vegetación que tapiza la pared rocosa, siendo tan solo perceptible un incesante gotear sobre la charca.
Evidentemente la cantidad depende de las precipitaciones en su cuenca hidrológica que abarca desde La Torre de les Maçanes, a los pies del la Serra dels Plans, hasta aquí, que se encierra al pasar por la Serra dels Almaens y termina lo que ha sido un ancho valle cubierto de bancales cultivados.
Los escasos aportes de algunos nacimientos de agua en su recorrido o las normales lluvias estacionales son absorbidas por los bancales trabajados o por el lecho del río y tan solo en caso de grandes precipitaciones, el agua corre en suficiente cantidad como para llegar hasta El Salt y formar una espectacular catarata.
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Mapa ruta nº 166 Serra dels Almaens
Mapa ruta nº 166 Serra dels Almaens
Después de visitar El Salt se regresa hacia el cauce superior del Riu de la Torre.
En esta zona no hay muchos lugares donde poder dejar el coche, por lo que se ha optado por aparcarlo en la curva que hace el camino al cruzar la rambla, ya que se hace más ancho y no molesta demasiado a la circulación.
Como se ve en el mapa, la ruta se inicia por la pista forestal que asciende desde la misma curva y se encuentra cerrada por una cadena al tratarse del acceso al Mas de El Salt.
Vista de la cara Occidental de la Serra dels Almaens.
Imagen del Mas de El Salt.
Se sigue el camino de acceso hasta sobrepasar el caserío y se inicia el ascenso por una especie de sendero pegado a la izquierda.
Se sigue un cordal aunque el sendero no está muy claro en esta zona. El objetivo es localizarlo por la ladera de la sierra hacia la derecha, donde es más evidente.
El sendero se dirige suavemente hacia el primer collado.
Una vez en él es evidente por donde continúa la senda.
La senda va ascendiendo hasta alcanzar la cresta y se prosigue por ella.
Finalmente se enlaza con una pista forestal por la que se continúa hacia la izquierda.
La pista forestal gira sobre el borde de los acantilados que cortan esta sierra por su cara Sur. Este acercamiento hace que este punto se convierta en un magnífico mirador.
Para continuar la ruta hay que abandonar la pista forestal aquí e iniciar un ascenso campo a través, para llegar hasta el vértice geodésico de esta sierra.
Vista de los acantilados desde el mirador.
Aunque no es el punto más elevado de esta sierra, el Vértice Geodésico de els Almaens se encuentra en esta cima de 696 metros.
Imagen hacia el Este con la Serra del Cabeçó d’Or al fondo.
Ahora la imagen es hacia Les Penyes del Migdia situadas al Oeste.
Se prosigue la ruta descendiendo por la otra ladera, donde aparece una pista forestal apenas utilizada que enlaza con la que se abandonó anteriormente.
Ahora toca un largo paseo por una pista forestal en buenas condiciones, sin apenas desnivel y rodeada de una magnífica pinada, aunque no muy compacta, que cubre gran parte del interior de esta sierra.
Como ocurre en casi todas las zonas montañosas de la provincia, esta también es un coto de caza. Prueba de ello es la gran cantidad de comederos-bebederos y puestos de caza situados junto a la pista forestal, por lo que no es aconsejable deambular por aquí en época de caza.
Como se ve en el mapa, cuando se empieza a descender al final de la sierra, se llega a un cruce de caminos donde se gira a la izquierda, continuando el recorrido en unas condiciones similares.
Se pasa junto a esta curiosa estructura circular de piedras apiladas.
Se trata de un majano y según la región o la zona donde se encuentre puede tener una u otra razón de ser.
Aunque no es muy habitual encontrarlo, tampoco se trata de una estructura excepcional en nuestra provincia, donde se utiliza como conejera artificial, ya que durante su construcción se dejan varias entradas a medida y pequeñas cámaras interiores, donde los conejos pueden criar sin peligro a depredadores de gran tamaño como zorros.
Se suelen montar en los cotos donde el terreno no es muy adecuado para que los conejos puedan construir sus madrigueras con suficientes garantías para la cría.
El único inconveniente de este tipo de conejeras es que la muerte de un individuo en su interior puede suponer un foco de infección para el resto de la comunidad.
Por ello es más habitual majanos prefabricados, en los que se tiene la opción de acceder a su interior fácilmente.
En otras zonas se trata tan solo de apilamientos ordenados de las piedras que molestan en los campos de cultivo o como enormes hitos para delimitar territorios.
Se continúa por la pista forestal que llega a una zona más despejada de pinos.
En esta sierra también es utilizada la caza de perdiz con reclamo.
En esta imagen se ve el conjunto típico en esta modalidad de caza.
En primer término se ve el pulpitillo. Se trata de un apilamiento de piedras en forma de hito, para elevar la jaula con la perdiz del suelo y posteriormente se recubre y camufla con vegetación, con lo que sus congéneres tan solo oyen su canto, al que acuden.
Un poco más atrás se distingue el puesto de caza, construido junto a un pequeño pino con un apilamiento circular de piedras, camuflado también con vegetación y con una altura que permita esconderse al cazador, dejando al frente un pequeño hueco llamado tronera, por donde vigila el pulpitillo y se dispara sobre la perdiz que ha acudido al reclamo.
Al llegar a un cruce se prosigue hacia la derecha por una pista forestal que se dirige al extremo Nord-Occidental de la sierra.
Esta pista forestal termina bruscamente cerca de la cima de esta colina, al servir simplemente de acceso a un comedero-bebedero situado bajo un pino.
Ahora toca el tramo más “salvaje” de esta ruta, que empieza por subir campo a través hasta la cima.
Una vez arriba se abre hacia el Norte el Valle del Río de la Torre.
Como se ve en el mapa hay que descender hacia el Norte, pero no hay ninguna senda clara para seguir, por tanto la intuición y la experiencia es bastante importante para bajar hasta el fondo del barranco sin grandes dificultades.
En un primer momento aparecen dos cordales para bajar. Hay que seguir el de la derecha, que se encuentra cubierto de pinos y donde parece en ocasiones existir una especie de sendero.
La pendiente cesa durante unos metros y vuelven a presentarse dos cordales.
Nuevamente la intuición y la existencia de una serie de marcas que aparentan fruto de descensos, llevan a elegir la opción de la izquierda como la correcta.
Cada vez la vegetación va cerrándose un poco más, aunque sin llegar a molestar en exceso, hasta que finalmente, al tener el lecho del barranco a la vista, se baja hasta él por donde se pueda.
Una vez en el barranco se empieza a descender por su lecho.
Se trata de un barranco con un cauce bastante estrecho pero sin ningún salto ni dificultad técnica.
Tan solo en alguna ocasión la vegetación es tan tupida que hay que trepar un poco por la ladera rocosa durante un corto tramo, durante el resto no ofrece mayores molestias.
Al poco se llega a unos antiguos bancales cubiertos de vegetación, sobre la que sobresalen los almendros secos que una vez prosperaron aquí.
Llama la atención unos en apariencia sobredimensionados muros de contención para crear los sucesivos bancales escalonados y que difieren en varios aspectos con lo que es habitual encontrarse.
Normalmente este tipo de pared de piedras queda a ras del terreno, pero en esta ocasión se eleva sobre el nivel del bancal que sostiene, lo que da que pensar que se pretendía frenar la velocidad del agua en una posible avenida, al retenerla hasta sobrepasar el nivel del muro y llenar lentamente el siguiente bancal sin llegar a estancarse, ya que al estar construido con piedras sin argamasa, es poroso y permiten el paso del agua por su estructura.
Al igual que su anchura solo se entiende como una manera de depositar ordenadamente la mayor cantidad posible de piedras molestas a la hora de trabajar los bancales adyacentes.
Más adelante se llega a una serie de bancales plantados de almendros, ahora sí perfectamente cuidados.
Entre bancal y bancal el lecho del barranco es recorrido por un camino de tierra.
Detalle de otro de los anchos muros, pero en estos bancales trabajados, el lateral por donde pasa el camino de tierra está desmoronado.
Al llegar al último bancal hay que dirigirse al extremo de la izquierda para poder descender nuevamente al lecho del barranco.
El gran muro de piedras apiladas que sostiene este bancal llega como es habitual hasta el nivel del terreno.
Al poco más del centenar de metros aparece a la vista un acueducto perteneciente a una antigua canalización de agua que cruza este barranco, justo en el punto en el que se une al Riu de la Torre.
Se pasa bajo el acueducto.
Ahora se desciende por la ladera izquierda hasta el fondo de esta gran rambla seca que forma el Río de la Torre.
En ocasiones se estrecha y aparece bastante vegetación en el lecho de la rambla, pero no molesta para pasar.
Después de una curva cerrada del cauce, aparece una impresionante presa.
Este tipo de infraestructura hidráulica es habitual en los grandes barrancos de la provincia y su denominación técnica es la de “DIQUE TRANSVERSAL PARA LA CORRECCIÓN HIDROLÓGICA-FORESTAL”.
Como se ve en las imágenes se trata de una presa con un vertedero trapezoidal en la parte central superior, por donde sobrepasa el agua en caso de que se llene el vaso del embalse, para de ese modo no se erosionen los laterales.
Luego destacan una serie de agujeros en el cuerpo del dique llamados mechinales, por donde pasa parte del agua retenida, aliviando de ese modo la presión hidrostática sobre la presa, ya que sumisión no es almacenar agua.
Normalmente con su construcción se busca frenar la velocidad del agua en caso de avenida torrencial, disminuyendo de ese modo la erosión en el cauce.
En algunas ocasiones su presencia también ayuda a recargar los acuíferos, ya que durante el tiempo que el agua está retenida, es absorbida con más facilidad por el lecho de la rambla.
También se trata de un punto del cauce en el que se depositan los sedimentos de mayor tamaño arrastrados por la corriente, de modo que el flujo de agua erosione menos y no afecten a posibles infraestructuras cauce abajo.
Por lo que se ve, este dique no ha tenido que parar muchas avenidas desde su construcción, ya que apenas hay sedimentos depositados en su base.
Lo que sí que llama la atención es la evidente diferencia entre la humedad existente a ambos lados de la presa.
También destaca el problema técnico existente en el enlucido de la cara interior, que se está desconchando en toda su totalidad y terminará por desprenderse y aunque no es una zona frecuentada, puede ser peligroso.
Imagen del dique una vez sobrepasado.
A partir de aquí el lecho del Riu de la Torre es prácticamente un camino de tierra.
Un poco más adelante aparece otra diminuta presa en el cauce.
Finalmente se llega al punto donde se dejó el coche.
Ruta de 10,74 Km realizada en 210' el 29/11/2013