En esta ocasión se recorre la zona que abarca, desde la umbría de la Serra de Ses Cordelleres y la cima de Cocoll, hasta la población de Benigembla, donde el Barranc d’Almadic, formado por la conjunción de estas dos elevaciones montañosas, se une al Riu de Xaló.
Todo ello forma un impresionante conjunto, con tantas posibilidades, que hacen falta al menos dos rutas para recorrer parte de lo más interesante.
Por eso, en esta entrada se presentan dos rutas independientes, aunque con algún tramo común, por lo que se podrían variar “a gusto del consumidor”.
pincha aquí versión para imprimir ambas rutas
pincha aquí versión satélite WIKILOC de la ruta nº 179
pincha aquí versión satélite WIKILOC de la ruta nº 180
Como se ve en esta imagen, al principio de un camino de tierra que accede a unas viviendas, desde la carretera CV-720 que llega hasta Benigembla, existe una pequeña zona despejada donde dejar el coche.
Se inicia la ruta circulando unos metros por la carretera en dirección a Benigembla.
Enseguida aparece a la izquierda un camino asfaltado por el que se prosigue y que se adentra por la zona llamada Almadic.
Muy pronto se disfruta del impresionante y verde paisaje que se forma en esta amplia cuenca.
Se asciende suavemente por un camino de tierra, a excepción de algún pequeño repecho encementado, tras terminarse el asfalto.
En alguna ocasión se pasa junto a bancales de olivos.
Se va subiendo hacia el Sur, hasta llegar frente a la espectacular línea de acantilados que corta la ladera de la Serra de Ses Cordelleres por su cara Norte o de l’Ombría.
Se gira sobre el Barranc de Pau y ahora se sigue el ondeante contorno de los acantilados, por una serie de pistas forestales en buenas condiciones y ya sin apenas desnivel.
A la izquierda aparece la Font de Panxa.
Se circula rodeado de una importante masa forestal, en especial de pinos, salteada de campos de cultivo.
En cuanto a la orientación, no hay ningún problema por el momento, ya que son pocas las bifurcaciones y fácilmente entendibles en el mapa.
Se pasa frente a una pequeña finca con un chalet y unos bancales muy laboriosamente cuidados.
Finalmente, esta pista forestal termina en unos bancales de olivos, escalonados con muros de piedras.
Se prosigue la ruta por un sendero que aparece junto al muro del bancal más bajo.
Al terminar los bancales, se abre un espectacular paisaje, con el Barranc d’Almadic en el fondo, encerrado entre la Serra de Ses Cordelleres a la izquierda y la línea de cumbres formada por la Penya de les Quatre Creus, La Corona y el Tossal de la Creu hacia la derecha.
A partir de aquí, hay que continuar por un sendero, no muy definido, que sigue el contorno de los acantilados.
Se cruzan varias torrenteras, donde es fácil perder el sendero, por lo que hay que ir atentos a algunos hitos de piedras, estratégicamente colocados para no desviarse.
Una imagen del trayecto, en el que se discurre algo más lejos de los acantilados.
Hay que ir muy pendientes del sendero, ya que en muchos puntos la vegetación es bastante tupida, y el poco uso de este trazado, hace que en muchas ocasiones se le pierda un poco la pista, cosa que en esta extensa ladera puede ser una contrariedad.
Cuando aparece a la vista una pista forestal sobre la ladera, falta poco para terminar el trasiego por este sendero.
Por esta pista forestal es por la que se llega aquí en el transcurso de la ruta nº 180, también descrita en esta entrada.
Al empezar a descender hacia la pista forestal, destacan unos enormes chopos, que como casi siempre, evidencian la existencia de agua.
Se trata de una fuente, llamada Pouet de la Penya Blanca.
Consta de dos caños, uno de ellos con grifo y bajo ellos, un par de piletas.
Se prosigue la ruta ascendiendo por la pista forestal, que pronto termina y se continúa por un sendero, en esta ocasión sin problemas para seguir.
El sendero va subiendo con una dificultad y desnivel moderado, cruzando hasta la base de los acantilados del otro lado del barranco.
Imagen hacia atrás sobre el amplio Barranc d’Almadic durante la subida por el sendero.
Se llega a un punto en el que a la izquierda, aparece otro sendero evidente hacia el Este, sobre la línea de acantilados.
En algún punto se pasa a los pies de pequeños tramos de paredes verticales.
Pero lo normal es ir sobre el gran perfil, cortado prácticamente en vertical, de la cara de la umbría de la Serra de Ses Cordelleres.
Vista durante el deambular por el largo sendero.
Aunque en ocasiones se bifurca para volver a unirse, lo mejor es seguir la senda más marcada, para evitar en lo posible la erosión de la ladera
Pasadas ya Les Penyes Finestres, se distingue al fondo la población de Benigembla, y tras ella la Serra del Penyal, destacando a su derecha el Penyó Roig sobre el mítico Cavall Verd.
Finalmente la senda enlaza con una pista forestal por la que se inicia el descenso, rodeando el Tossal de l’Avenc, y en esta ocasión, abriendo el camino una perdiz.
Ya está mucho más visible Benigembla, lo que significa que la ruta se está acercando a su fin.
La pista forestal va descendiendo junto a algunos chalets y algunas entradas particulares.
Como se ve en el mapa, esta pista forestal termina enlazando con el camino asfaltado utilizado al principio de la ruta.
Como es evidente, al llegar a él se gira a la derecha y se desanda el recorrido anterior, hasta volver nuevamente hasta el coche.
Ruta de 13,84 Km realizada en 290' el 27/06/2014
A pocos metros del puente de la carretera CV-720 que llega hasta Benigembla y que cruza sobre el Barranc d’Almadic, hay un tramo de arcén, junto al vallado de una finca privada, donde se puede dejar el coche.
Se cruza el puente andando y se ven los bancales escalonados con muros de piedra a la derecha.
Hay que acceder a ellos al sobrepasar el puente y descender hasta el fondo del barranco pasando junto a una higuera.
Vista hacia el puente desde el cauce, del también llamado en este tramo, Barranc dels Ponts.
Circular por el barranco no implica ninguna dificultad, ya que está compuesto de grava y cantos rodados de distintos tamaños, es amplio y la vegetación no molesta al tránsito.
Se llega a un punto en el que una pista forestal lo acompaña durante un corto trayecto, para finalmente abandonarlo por la otra ladera.
Al terminar la pista forestal, se prosigue por el lecho del barranco, cubierto con algo de vegetación, siendo la única molesta, las zarzas.
Ahora se llega al punto más complicado de este trazado.
Al aparecer en el cauce del barranco, una serie de grandes piedras que forman un salto muy complejo e inestable de superar.
La opción seguida en esta ruta es, meterse entre dos gigantescos monolitos que forman una especie de cueva, al final de la cual también aparece un salto de cerca de tres metros de altura, complicado de trepar a no ser porque, por el momento, hay un tronco puesto por alguien, que facilita mucho la subida.
Pero lo realmente molesto empieza aquí, ya que ahora hay que avanzar por un pasadizo cubierto de correosas y espinosas zarzas, con lo que ello implica.
Un enorme llentiscle, mezclado con zarzas, corta el paso hasta el lecho del barranco, por lo que es necesario, en cuanto sea posible, trepar sobre el monolito.
Una vez arriba se puede destrepar sin mucha complicación por la derecha, al otro lado del llentiscle.
Siguiendo el lecho aparece algún que otro salto, pero sin apenas dificultad para superar.
Si en muchas ocasiones llama la atención, como plantas e incluso arbustos prosperan sobre paredes rocosas, en apariencia compactas, en este caso es increíble como un pino de semejante tamaño, sobrevive sin dificultad, sobre una gran roca sin apenas contacto con el suelo y sin fisuras visibles por donde introducir sus raíces.
Se sigue avanzando sin dificultad y sin más que comentar, hasta llegar a un punto donde llama la atención, sobre la ladera de la izquierda, lo que parece la entrada a una mina, rodeada de un gran zarzal.
Debe tratarse de una mina de agua abierta siguiendo una fuente, por la evidente presencia, en alguna ocasión, de agua acumulada en su interior, al estar la entrada en parte tapiada. Aunque como se ve en la imagen, actualmente tiene muy poca profundidad para recorrer, ya que está cegada por un derrumbe.
En la parte exterior, a la izquierda de la entrada, existe una pequeña balsa donde se acumularía el agua desbordada.
Es muy complicado subir hasta la fuente, por lo que no vale la pena el esfuerzo para lo que hay que ver.
Es preferible seguir avanzando y a los pocos metros, aparecen unos bancales escalonados con muros de piedra a la izquierda.
Se llega a un camino encementado que cruza el Barranc d’Almadic o Barranc d’Es Maïc como también aparece nombrado en alguna cartografía, al pasar por esta zona que también se llama así.
En este punto, hay que abandonarlo por el momento, ya que una presa de retención de sedimentos y control de avenidas, corta el lecho y unas paredes verticales por la derecha y un vallado por la izquierda dificultan el avance.
Como tampoco es necesario complicarse más de lo imprescindible, se sigue la ruta subiendo por el camino asfaltado hacia la izquierda.
A los pocos metros de subida, aparece a la derecha la entrada a una pista forestal, pero pronto se convierte en un agradable sendero.
A la izquierda del sendero, sobre la ladera de la sierra, se encuentra la Font de Baix, compuesta por cinco piletas de piedra, ligeramente escalonadas, cayendo sobre la primera de ellas, el agua que rezuma de la roca, sin la ayuda de un caño.
El sendero sigue avanzando por esta espléndida ladera sin ninguna dificultad, rodeado de una profusa y variada vegetación.
Más adelante aparece la Font de Dalt, en esta ocasión formada por siete piletas similares a las anteriores, pero aquí sí que, aparte de la que rezuma de la ladera, existe un pequeño caño metálico para guiar el agua.
A los pocos metros de seguir por el marcado sendero, en una curva cerrada a la izquierda, se crea una bifurcación con otra senda menos visible pero evidente.
Se prosigue por esta nueva senda de la derecha, que al estar menos transitada, está más invadida por la vegetación y resulta un poco incomoda de recorrer en algunos tramos.
Finalmente la senda termina en el lecho del Barranc d’Almadic.
El resto del tránsito por el barranco no reviste ninguna dificultad destacable, tan solo en alguna ocasión, hay que sortear o andar sobre grandes piedras.
Al llegar a un lugar donde aparece a la izquierda, una evidente bajada de agua, se abandona definitivamente el Barranc d’Almadic por ella, hasta que se llega a una pista forestal.
Ahora se continúa ascendiendo por ella, en dirección a los acantilados de la cara Norte de la Serra de Ses Cordelleres.
Sobre una curva cerrada a la derecha, está situada una antigua casa de labor, mitad en ruinas, mitad en buenas condiciones y tras ella, unos bancales de olivos.
Casi al final de esta pista forestal, ya cerca de los acantilados, hace una curva a la derecha y a ambos lados de ella, destacan unos grandes chopos.
En el vértice exterior de la curva, se encuentra una pequeña fuente, compuesta por dos caños, uno de ellos con grifo y bajo ellos, un par de piletas. Su nombre es Pouet de la Penya Blanca.
En este punto se coincide con la ruta nº179, descrita también en esta entrada, por ello ahora toca seguir por la pista forestal hasta que desaparece y luego, continuar por el sendero que enlaza con ella.
Imagen hacia atrás sobre el amplio Barranc d’Almadic durante la subida por el sendero.
El sendero va ascendiendo con una dificultad y desnivel moderado, cruzando hasta la base de los acantilados del otro lado del barranco.
Se llega a un punto en el que a la izquierda, aparece otro sendero evidente hacia el Este, sobre la línea de acantilados.
Este es el trazado que se sigue en la anterior ruta nº179, por lo que aquí termina la coincidencia, ya que en esta ocasión hay que subir por esta ladera, prácticamente campo a través, ya que la senda es complicada de encontrar.
Durante gran parte de la ruta se han coincidido con marcar blancas-verdes, pero es este punto, no hay que seguirlas.
La subida por la ladera no es muy complicada, ya que la vegetación es escasa y de pequeño tamaño.
Finalmente se enlaza con un sendero marcado que recorre la ladera más arriba.
Se sigue el sendero hacia la derecha y se pasa por un paraje muy interesante, donde dominan grupos de carrascas y enormes encinas.
El sendero cruza por una amplia zona despejada, formada por antiguos bancales, pero ahora abandonados para el cultivo, pero utilizados como zona de pastoreo, donde a la izquierda hay un corral donde las ovejas pueden descansar a la sombra y a la derecha, un montón de bañeras que hacen la función de abrevadero. También hay una especie de mesas de piedra de misión desconocida.
Se sigue por el camino de tierra que abandona los bancales y se enlaza con el que sube hacia la cima de Cocoll.
Antes de llegar a la cima, se pasa junto a una base de la brigada helitransportada de agentes medioambientales, compuesta por un edificio principal y varios auxiliares, una pista de aterrizaje y un helipuerto.
Imagen de la subida.
En la cima, junto al vértice geodésico (1048 m.), hay instalada una caseta de vigilancia de los forestales.
Vista panorámica de la pista de aterrizaje, que se mantiene limpia y en perfecto estado.
Se rodean las instalaciones y se desciende hasta la misma pista de aterrizaje.
Justo al otro lado de la pista, un poste informativo de la PRV-427, marca el punto donde se inicia la senda de bajada hasta Benigembla.
Imagen hacia la cara de la umbría de la Serra de Ses Cordelleres.
La senda es fácil de seguir y se encuentra muy bien balizada con marcas paralelas blancas-amarillas, para indicar la dirección correcta y con cruces blancas-amarillas, para avisar de las numerosas variantes incorrectas que van apareciendo.
La senda ha ido discurriendo por la cresta de la sierra, hasta acercarse a La Corona, paraje en el que la senda empieza a descender, para circular por la ladera Norte.
Se pasa bajo las ruinas del Corral de Silvestre.
La senda sigue descendiendo por esta ladera.
Se llega a una bifurcación y se deja la senda que sigue descendiendo. Ahora se continúa por la opción de la derecha.
La senda, que sube hacia el collado entre el Tossal de la Creu y La Corona, está cada vez menos clara, pero no hay gran problema para seguirla.
Una vez sobrepasado el collado, la senda desciende unos metros hasta enlazar con un camino de tierra.
Otra vista de la umbría de la Serra de Ses Cordelleres.
Este camino llamado, Camí del Mirabó, va descendiendo junto a antiguos corrales y nuevas viviendas, hasta que enlaza con la carretera que llega a Benigembla.
Una vez en ella, se sigue hacia la derecha y tras pasar nuevamente el puente, se llega al coche.
Ruta de 16,57 Km realizada en 300' el 01/07/2014
Todo ello forma un impresionante conjunto, con tantas posibilidades, que hacen falta al menos dos rutas para recorrer parte de lo más interesante.
Por eso, en esta entrada se presentan dos rutas independientes, aunque con algún tramo común, por lo que se podrían variar “a gusto del consumidor”.
pincha aquí versión para imprimir ambas rutas
pincha aquí versión satélite WIKILOC de la ruta nº 179
pincha aquí versión satélite WIKILOC de la ruta nº 180
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Mapa ruta nº 179 Umbría Serra de Ses Cordelleres
Mapa ruta nº 180 Barranc d'Almadic-El Cocoll
Mapa ruta nº 179 Umbría Serra de Ses Cordelleres
Mapa ruta nº 180 Barranc d'Almadic-El Cocoll
Como se ve en esta imagen, al principio de un camino de tierra que accede a unas viviendas, desde la carretera CV-720 que llega hasta Benigembla, existe una pequeña zona despejada donde dejar el coche.
Se inicia la ruta circulando unos metros por la carretera en dirección a Benigembla.
Enseguida aparece a la izquierda un camino asfaltado por el que se prosigue y que se adentra por la zona llamada Almadic.
Muy pronto se disfruta del impresionante y verde paisaje que se forma en esta amplia cuenca.
Se asciende suavemente por un camino de tierra, a excepción de algún pequeño repecho encementado, tras terminarse el asfalto.
En alguna ocasión se pasa junto a bancales de olivos.
Se va subiendo hacia el Sur, hasta llegar frente a la espectacular línea de acantilados que corta la ladera de la Serra de Ses Cordelleres por su cara Norte o de l’Ombría.
Se gira sobre el Barranc de Pau y ahora se sigue el ondeante contorno de los acantilados, por una serie de pistas forestales en buenas condiciones y ya sin apenas desnivel.
A la izquierda aparece la Font de Panxa.
Se circula rodeado de una importante masa forestal, en especial de pinos, salteada de campos de cultivo.
En cuanto a la orientación, no hay ningún problema por el momento, ya que son pocas las bifurcaciones y fácilmente entendibles en el mapa.
Se pasa frente a una pequeña finca con un chalet y unos bancales muy laboriosamente cuidados.
Finalmente, esta pista forestal termina en unos bancales de olivos, escalonados con muros de piedras.
Se prosigue la ruta por un sendero que aparece junto al muro del bancal más bajo.
Al terminar los bancales, se abre un espectacular paisaje, con el Barranc d’Almadic en el fondo, encerrado entre la Serra de Ses Cordelleres a la izquierda y la línea de cumbres formada por la Penya de les Quatre Creus, La Corona y el Tossal de la Creu hacia la derecha.
A partir de aquí, hay que continuar por un sendero, no muy definido, que sigue el contorno de los acantilados.
Se cruzan varias torrenteras, donde es fácil perder el sendero, por lo que hay que ir atentos a algunos hitos de piedras, estratégicamente colocados para no desviarse.
Una imagen del trayecto, en el que se discurre algo más lejos de los acantilados.
Hay que ir muy pendientes del sendero, ya que en muchos puntos la vegetación es bastante tupida, y el poco uso de este trazado, hace que en muchas ocasiones se le pierda un poco la pista, cosa que en esta extensa ladera puede ser una contrariedad.
Cuando aparece a la vista una pista forestal sobre la ladera, falta poco para terminar el trasiego por este sendero.
Por esta pista forestal es por la que se llega aquí en el transcurso de la ruta nº 180, también descrita en esta entrada.
Al empezar a descender hacia la pista forestal, destacan unos enormes chopos, que como casi siempre, evidencian la existencia de agua.
Se trata de una fuente, llamada Pouet de la Penya Blanca.
Consta de dos caños, uno de ellos con grifo y bajo ellos, un par de piletas.
Se prosigue la ruta ascendiendo por la pista forestal, que pronto termina y se continúa por un sendero, en esta ocasión sin problemas para seguir.
El sendero va subiendo con una dificultad y desnivel moderado, cruzando hasta la base de los acantilados del otro lado del barranco.
Imagen hacia atrás sobre el amplio Barranc d’Almadic durante la subida por el sendero.
Se llega a un punto en el que a la izquierda, aparece otro sendero evidente hacia el Este, sobre la línea de acantilados.
En algún punto se pasa a los pies de pequeños tramos de paredes verticales.
Pero lo normal es ir sobre el gran perfil, cortado prácticamente en vertical, de la cara de la umbría de la Serra de Ses Cordelleres.
Vista durante el deambular por el largo sendero.
Aunque en ocasiones se bifurca para volver a unirse, lo mejor es seguir la senda más marcada, para evitar en lo posible la erosión de la ladera
Pasadas ya Les Penyes Finestres, se distingue al fondo la población de Benigembla, y tras ella la Serra del Penyal, destacando a su derecha el Penyó Roig sobre el mítico Cavall Verd.
Finalmente la senda enlaza con una pista forestal por la que se inicia el descenso, rodeando el Tossal de l’Avenc, y en esta ocasión, abriendo el camino una perdiz.
Ya está mucho más visible Benigembla, lo que significa que la ruta se está acercando a su fin.
La pista forestal va descendiendo junto a algunos chalets y algunas entradas particulares.
Como se ve en el mapa, esta pista forestal termina enlazando con el camino asfaltado utilizado al principio de la ruta.
Como es evidente, al llegar a él se gira a la derecha y se desanda el recorrido anterior, hasta volver nuevamente hasta el coche.
Ruta de 13,84 Km realizada en 290' el 27/06/2014
A pocos metros del puente de la carretera CV-720 que llega hasta Benigembla y que cruza sobre el Barranc d’Almadic, hay un tramo de arcén, junto al vallado de una finca privada, donde se puede dejar el coche.
Se cruza el puente andando y se ven los bancales escalonados con muros de piedra a la derecha.
Hay que acceder a ellos al sobrepasar el puente y descender hasta el fondo del barranco pasando junto a una higuera.
Vista hacia el puente desde el cauce, del también llamado en este tramo, Barranc dels Ponts.
Circular por el barranco no implica ninguna dificultad, ya que está compuesto de grava y cantos rodados de distintos tamaños, es amplio y la vegetación no molesta al tránsito.
Se llega a un punto en el que una pista forestal lo acompaña durante un corto trayecto, para finalmente abandonarlo por la otra ladera.
Al terminar la pista forestal, se prosigue por el lecho del barranco, cubierto con algo de vegetación, siendo la única molesta, las zarzas.
Ahora se llega al punto más complicado de este trazado.
Al aparecer en el cauce del barranco, una serie de grandes piedras que forman un salto muy complejo e inestable de superar.
La opción seguida en esta ruta es, meterse entre dos gigantescos monolitos que forman una especie de cueva, al final de la cual también aparece un salto de cerca de tres metros de altura, complicado de trepar a no ser porque, por el momento, hay un tronco puesto por alguien, que facilita mucho la subida.
Pero lo realmente molesto empieza aquí, ya que ahora hay que avanzar por un pasadizo cubierto de correosas y espinosas zarzas, con lo que ello implica.
Un enorme llentiscle, mezclado con zarzas, corta el paso hasta el lecho del barranco, por lo que es necesario, en cuanto sea posible, trepar sobre el monolito.
Una vez arriba se puede destrepar sin mucha complicación por la derecha, al otro lado del llentiscle.
Siguiendo el lecho aparece algún que otro salto, pero sin apenas dificultad para superar.
Si en muchas ocasiones llama la atención, como plantas e incluso arbustos prosperan sobre paredes rocosas, en apariencia compactas, en este caso es increíble como un pino de semejante tamaño, sobrevive sin dificultad, sobre una gran roca sin apenas contacto con el suelo y sin fisuras visibles por donde introducir sus raíces.
Se sigue avanzando sin dificultad y sin más que comentar, hasta llegar a un punto donde llama la atención, sobre la ladera de la izquierda, lo que parece la entrada a una mina, rodeada de un gran zarzal.
Debe tratarse de una mina de agua abierta siguiendo una fuente, por la evidente presencia, en alguna ocasión, de agua acumulada en su interior, al estar la entrada en parte tapiada. Aunque como se ve en la imagen, actualmente tiene muy poca profundidad para recorrer, ya que está cegada por un derrumbe.
En la parte exterior, a la izquierda de la entrada, existe una pequeña balsa donde se acumularía el agua desbordada.
Es muy complicado subir hasta la fuente, por lo que no vale la pena el esfuerzo para lo que hay que ver.
Es preferible seguir avanzando y a los pocos metros, aparecen unos bancales escalonados con muros de piedra a la izquierda.
Se llega a un camino encementado que cruza el Barranc d’Almadic o Barranc d’Es Maïc como también aparece nombrado en alguna cartografía, al pasar por esta zona que también se llama así.
En este punto, hay que abandonarlo por el momento, ya que una presa de retención de sedimentos y control de avenidas, corta el lecho y unas paredes verticales por la derecha y un vallado por la izquierda dificultan el avance.
Como tampoco es necesario complicarse más de lo imprescindible, se sigue la ruta subiendo por el camino asfaltado hacia la izquierda.
A los pocos metros de subida, aparece a la derecha la entrada a una pista forestal, pero pronto se convierte en un agradable sendero.
A la izquierda del sendero, sobre la ladera de la sierra, se encuentra la Font de Baix, compuesta por cinco piletas de piedra, ligeramente escalonadas, cayendo sobre la primera de ellas, el agua que rezuma de la roca, sin la ayuda de un caño.
El sendero sigue avanzando por esta espléndida ladera sin ninguna dificultad, rodeado de una profusa y variada vegetación.
Más adelante aparece la Font de Dalt, en esta ocasión formada por siete piletas similares a las anteriores, pero aquí sí que, aparte de la que rezuma de la ladera, existe un pequeño caño metálico para guiar el agua.
A los pocos metros de seguir por el marcado sendero, en una curva cerrada a la izquierda, se crea una bifurcación con otra senda menos visible pero evidente.
Se prosigue por esta nueva senda de la derecha, que al estar menos transitada, está más invadida por la vegetación y resulta un poco incomoda de recorrer en algunos tramos.
Finalmente la senda termina en el lecho del Barranc d’Almadic.
El resto del tránsito por el barranco no reviste ninguna dificultad destacable, tan solo en alguna ocasión, hay que sortear o andar sobre grandes piedras.
Al llegar a un lugar donde aparece a la izquierda, una evidente bajada de agua, se abandona definitivamente el Barranc d’Almadic por ella, hasta que se llega a una pista forestal.
Ahora se continúa ascendiendo por ella, en dirección a los acantilados de la cara Norte de la Serra de Ses Cordelleres.
Sobre una curva cerrada a la derecha, está situada una antigua casa de labor, mitad en ruinas, mitad en buenas condiciones y tras ella, unos bancales de olivos.
Casi al final de esta pista forestal, ya cerca de los acantilados, hace una curva a la derecha y a ambos lados de ella, destacan unos grandes chopos.
En el vértice exterior de la curva, se encuentra una pequeña fuente, compuesta por dos caños, uno de ellos con grifo y bajo ellos, un par de piletas. Su nombre es Pouet de la Penya Blanca.
En este punto se coincide con la ruta nº179, descrita también en esta entrada, por ello ahora toca seguir por la pista forestal hasta que desaparece y luego, continuar por el sendero que enlaza con ella.
Imagen hacia atrás sobre el amplio Barranc d’Almadic durante la subida por el sendero.
El sendero va ascendiendo con una dificultad y desnivel moderado, cruzando hasta la base de los acantilados del otro lado del barranco.
Se llega a un punto en el que a la izquierda, aparece otro sendero evidente hacia el Este, sobre la línea de acantilados.
Este es el trazado que se sigue en la anterior ruta nº179, por lo que aquí termina la coincidencia, ya que en esta ocasión hay que subir por esta ladera, prácticamente campo a través, ya que la senda es complicada de encontrar.
Durante gran parte de la ruta se han coincidido con marcar blancas-verdes, pero es este punto, no hay que seguirlas.
La subida por la ladera no es muy complicada, ya que la vegetación es escasa y de pequeño tamaño.
Finalmente se enlaza con un sendero marcado que recorre la ladera más arriba.
Se sigue el sendero hacia la derecha y se pasa por un paraje muy interesante, donde dominan grupos de carrascas y enormes encinas.
El sendero cruza por una amplia zona despejada, formada por antiguos bancales, pero ahora abandonados para el cultivo, pero utilizados como zona de pastoreo, donde a la izquierda hay un corral donde las ovejas pueden descansar a la sombra y a la derecha, un montón de bañeras que hacen la función de abrevadero. También hay una especie de mesas de piedra de misión desconocida.
Se sigue por el camino de tierra que abandona los bancales y se enlaza con el que sube hacia la cima de Cocoll.
Antes de llegar a la cima, se pasa junto a una base de la brigada helitransportada de agentes medioambientales, compuesta por un edificio principal y varios auxiliares, una pista de aterrizaje y un helipuerto.
Imagen de la subida.
En la cima, junto al vértice geodésico (1048 m.), hay instalada una caseta de vigilancia de los forestales.
Vista panorámica de la pista de aterrizaje, que se mantiene limpia y en perfecto estado.
Se rodean las instalaciones y se desciende hasta la misma pista de aterrizaje.
Justo al otro lado de la pista, un poste informativo de la PRV-427, marca el punto donde se inicia la senda de bajada hasta Benigembla.
Imagen hacia la cara de la umbría de la Serra de Ses Cordelleres.
La senda es fácil de seguir y se encuentra muy bien balizada con marcas paralelas blancas-amarillas, para indicar la dirección correcta y con cruces blancas-amarillas, para avisar de las numerosas variantes incorrectas que van apareciendo.
La senda ha ido discurriendo por la cresta de la sierra, hasta acercarse a La Corona, paraje en el que la senda empieza a descender, para circular por la ladera Norte.
Se pasa bajo las ruinas del Corral de Silvestre.
La senda sigue descendiendo por esta ladera.
Se llega a una bifurcación y se deja la senda que sigue descendiendo. Ahora se continúa por la opción de la derecha.
La senda, que sube hacia el collado entre el Tossal de la Creu y La Corona, está cada vez menos clara, pero no hay gran problema para seguirla.
Una vez sobrepasado el collado, la senda desciende unos metros hasta enlazar con un camino de tierra.
Otra vista de la umbría de la Serra de Ses Cordelleres.
Este camino llamado, Camí del Mirabó, va descendiendo junto a antiguos corrales y nuevas viviendas, hasta que enlaza con la carretera que llega a Benigembla.
Una vez en ella, se sigue hacia la derecha y tras pasar nuevamente el puente, se llega al coche.
Ruta de 16,57 Km realizada en 300' el 01/07/2014