La Isla de Tabarca o “la illa” como se conoce popularmente, es la mayor de todas las islas de la Comunidad Valenciana y la única habitada.
Se encuentra situada al Sur-Este del término municipal de Santa Pola y aunque apenas está localizada a unos 8 km. de su núcleo urbano, esta isla pertenece administrativamente a Alicante, de cuyo puerto dista unos 22 km.
Con una longitud de algo más de 1.800 metros y una anchura máxima de 450 metros, su altura límite apenas alcanza los 15 metros sobre el nivel del mar. Esto hace que destaque poco sobre el horizonte, siendo lo más visible de su silueta las edificaciones.
Tal vez por ello su nombre oficial sea el de Isla Plana o también Nueva Tabarca porque sus primeros habitantes oficiales fueron un grupo de familias genovesas asentadas en la isla tunecina de Tabarka, que tras un ataque del ejército turco fueron esclavizados hasta que el rey Carlos III decidió intervenir en su liberación y a finales de 1768 logró rescatarlos para posteriormente asentarlos en esta isla deshabitada hasta entonces, para con ello también facilitar su defensa al ser un punto estratégico frente a las costas alicantinas.
Orográficamente hay poco que ver sobre la isla, apenas existe vegetación y por su tamaño se recorre en poco tiempo, siendo lo más sobresaliente el patrimonio arquitectónico.
Aunque lo más destacado de este lugar es la parte subacuática que la rodea, ya que su alto valor ecológico está garantizado, al estar las aguas que rodean la isla considerados como reserva marina desde 1986, siendo la primera del estado español. Por ello se trata de un auténtico paraíso para el buceo.
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Se encuentra situada al Sur-Este del término municipal de Santa Pola y aunque apenas está localizada a unos 8 km. de su núcleo urbano, esta isla pertenece administrativamente a Alicante, de cuyo puerto dista unos 22 km.
Con una longitud de algo más de 1.800 metros y una anchura máxima de 450 metros, su altura límite apenas alcanza los 15 metros sobre el nivel del mar. Esto hace que destaque poco sobre el horizonte, siendo lo más visible de su silueta las edificaciones.
Tal vez por ello su nombre oficial sea el de Isla Plana o también Nueva Tabarca porque sus primeros habitantes oficiales fueron un grupo de familias genovesas asentadas en la isla tunecina de Tabarka, que tras un ataque del ejército turco fueron esclavizados hasta que el rey Carlos III decidió intervenir en su liberación y a finales de 1768 logró rescatarlos para posteriormente asentarlos en esta isla deshabitada hasta entonces, para con ello también facilitar su defensa al ser un punto estratégico frente a las costas alicantinas.
Orográficamente hay poco que ver sobre la isla, apenas existe vegetación y por su tamaño se recorre en poco tiempo, siendo lo más sobresaliente el patrimonio arquitectónico.
Aunque lo más destacado de este lugar es la parte subacuática que la rodea, ya que su alto valor ecológico está garantizado, al estar las aguas que rodean la isla considerados como reserva marina desde 1986, siendo la primera del estado español. Por ello se trata de un auténtico paraíso para el buceo.
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Descripción de la ruta
Descripción de la ruta
Como es evidente, dada la cercanía a la costa es posible llegar hasta la Isla de Tabarca con embarcaciones particulares de pequeñas dimensiones e incluso con motos de agua, pero lo más habitual para visitarla es llegar con las llamadas “tabarqueras”. Embarcaciones de distintas dimensiones que salen tanto del puerto de Alicante como del de Santa Pola y llegan al Port de Tabarca.
Gracias a su construcción en 1944, las condiciones de trabajo de los pescadores y sobre todo las comunicaciones mejoraron enormemente, ya que con anterioridad, el puerto existente era demasiado pequeño para el actual tráfico marítimo que soporta la isla, sobre todo en verano por la gran afluencia de turistas.
Una vez en la isla, hay que dirigirse hacia la derecha donde se encuentra el núcleo urbano amurallado.
Se entra al pueblo de Tabarca por la Puerta de San Rafael, Portal de la Caleta o Porta de Llevant.
Tras pasar este portal aparece el Carrer d’Enmig y se recorre hasta llegar a la Plaça Gran. Que como es evidente es la plaza mayor del pueblo, donde está la mayoría de los pocos árboles que existen en la isla, que al igual que las palmeras existentes, todas están o en el interior del pueblo o pegados a él.
En la Plaça Gran también se encuentran cuatro aljibes, uno en cada esquina, ya que hasta la llegada del siglo XXI no se normalizó el suministro de agua y electricidad mediante un cable submarino desde las costas de Santa Pola.
La falta de agua en la isla ha sido un problema endémico resuelto en parte con la construcción de numerosos pozos por todo el pueblo para el almacenamiento del agua de lluvia, aunque en caso de necesidad también se utilizaban barcos cisterna para reabastecerse de agua potable.
El tema de la electricidad se fue solucionando a base de grupos electrógenos y una planta de energía solar construida en 1988 con placas fotovoltaicas de primera generación que nunca llegaron a funcionar con el rendimiento esperado.
Se recorre la plaza hacia la derecha, en dirección a la iglesia.
Se llega a la Plaça de l’Església y frente a la Iglesia de San Pedro y San Pablo.
Edificio de estilo neoclásico cuya construcción finalizó en 1769, de planta cuadrangular y levantado al igual que la muralla, con los bloques de piedra extraídos del pequeño islote llamado por este motivo La Cantera.
En la actualidad luce un aceptable aspecto exterior gracias a una reciente restauración, ya que se encontraba en un estado deplorable por el abandono sufrido desde que fue quemada y saqueada durante la Guerra Civil, tras lo cual fue utilizada como almacén y baluarte defensivo. Posteriormente tuvo mínimas restauraciones para poder ser utilizada para su genuino cometido.
Pero esta última y ambiciosa restauración no ha llegado al interior y al edificio adyacente. Era la casa del cura y la escuela y se encuentran en un estado totalmente ruinoso, ya que en el año 2008, en plena ejecución de las obras, quebró la empresa que estaba haciendo los trabajos de rehabilitación y quedaron en suspenso hasta hoy día.
Otra vista de la Iglesia desde la muralla.
Ahora se sigue bordeando la isla sobre la muralla y los bastiones de esta cara Norte, abovedados en su interior con diversas estancias para usos especialmente militares.
Se llega al extremo Oeste de la muralla, desde donde se distingue el islote de La Cantera, como se ha dicho anteriormente, de donde se sacó todos los bloques de piedra utilizados en las distintas edificaciones de la isla.
En este extremo se encuentra la Puerta de San Gabriel, Portal de la Cantera o Porta de la Trancada.
Este portal, junto con el utilizado al principio y otro existente frente al Moll Vell llamado Puerta de San Miguel, Portal del Moll o Porta de Terra, eran las únicas entradas al pueblo.
Imagen de Puerta de San Miguel desde el exterior.
Los alrededores de la isla están salpicados de arrecifes y escollos en forma de pequeñas rocas que sobresalen del nivel del agua y que dificultan enormemente la aproximación a la costa de la isla, a no ser por el puerto o por la playa principal.
Se prosigue circundando la isla sobre la antigua muralla defensiva y los baluartes de la cara Sur, en este momento hacia el Cap de Barrós.
En esta época del año, finales de la Primavera, es habitual toparse con polluelos de gaviota en distintas fases de crecimiento.
Al girar sobre el Cap de Barrós, en la cara Sur del pueblo de Tabarca, aparece un retorcido tramo de costa cortada por acantilados, en los cuales hay una serie de oquedades y cuevas, cuya más importante es la Cova del Llop Marí.
Llamada así porque según parece en su interior, de varias decenas de metros de profundidad siguiendo el nivel del mar hacia el interior de la isla, se refugiaban y criaban los llamados lobos marinos (en realidad focas monje).
Más que para su aprovechamiento dentro de la dieta tabarquina, durante la noche los pescadores bajaban a la cueva para cazarlos hasta su total exterminio, al considerarlos un competidor muy eficaz para la pesca.
Tal vez por una cierta sensación de remordimiento ante tal masacre, apareció la leyenda de que el espectro de alguno de estos Llops Maríns seguía lanzando su lastimero aullido de dolor desde el fondo de la gruta durante las noches de luna llena, para atormentarlos de sus malas acciones.
Pero antes aparece una pequeña cala junto a la que se encuentra otra, mucho menor, llamada Cova del Birros.
Se puede seguir bordeando la costa sobre los tramos de muralla y baluartes o bien seguir por la calle empedrada en línea recta, pasando frente a la antigua Casa del Gobernador reconvertida en hotel, hasta finalmente llegar a la playa principal de la isla o Platja Central.
Como se ve acondicionada con duchas, aseos, un montón de chiringuitos, servicio de hamacas y sombrillas, etc.
Como el resto de las playas de la isla, está formada por piedras de distintos tamaños, por lo que es casi imprescindible para poder meterse al agua ir con chanclas de goma. También es aconsejable su uso por la posible presencia de erizos de mar.
La incesante presencia de turistas hace que los gorriones estén acostumbrados a la presencia humana y sean muy descarados a la hora de buscar comida entre los restos y migajas caídas al suelo.
Al final de la playa, excavada en la roca existe un pequeño altar dedicado a la
Vista desde el extremo Oriental de La Platja.
Ahora se sigue caminando por un camino de tierra, entre la escasa vegetación que cubre lo que se podría denominar parte más silvestre de la Isla de Tabarca y conocida popularmente como El Camp.
Excluyendo la iglesia, en esta porción de isla se encuentran los edificios más representativos, y destacables desde la lejanía, de la isla.
El primero en aparecer es la Torre de San José.
Pero antes de visitarla se sigue por el camino de tierra hasta llegar al Cap de Rata, frente al islote de La Galera.
Vista hacia el Este, donde aparece el faro.
Pero en lugar de seguir por la costa, ahora se gira a la izquierda, hacia el interior de la isla, siguiendo un sendero que lleva hacia la Torre de San José.
El también conocido como Castillo de San José es, junto con la Iglesia de San Pedro y San Pablo, el edificio más importante erigido en la Isla de Tabarca.
Levantado en 1790 se trata de una construcción se sillares de piedra con planta cuadrada y se eleva con forma de pirámide truncada.
Para mejorar su defensa se accedía a él a través de una puerta elevada a la que se llegaba mediante una escalera y un puente levadizo, ya que también estaba rodeada por un foso.
En su interior cuenta con tres plantas para las distintas estancias.
También poseía una garita volada en cada una de sus esquinas, pero han ido degradándose con el tiempo y no han entrado en los planes de las distintas restauraciones, hasta perderse casi por completo.
Ha sido utilizada para varios fines a lo largo de su historia, cosa habitual en este tipo de edificios tan longevos.
Primeramente como base del destacamento defensivo de la isla, posteriormente como prisión durante la Primera Guerra Carlista. Luego se reconvirtió en casa-cuartel de la Guardia Civil y actualmente como no es necesaria para estos menesteres, se utiliza como almacén del Instituto de Ecología Litoral.
Detalle de los restos de la base de la garita que estaba situada en la esquina Nord-Occidental de la torre.
Ahora hay que dirigirse hacia el faro atravesando un enorme campo de chumberas.
Tras cruzarlo aparece a la izquierda la llamada Casa del Camp.
Aunque parezca extraño se trata realmente de una casa de labor, construida en los años 40 con la intención de sacar algún tipo de rendimiento agrícola y ganadero a este amplio terreno.
Con el fin de conseguir cierto nivel de auto abastecimiento en la isla, en la parte ganadera llegó a criar cabras, gallinas, conejos, cerdos e incluso vacas.
El principal problema siempre fue la falta de agua y el abastecimiento se realizaba de aljibes cercanos, por lo que se construyó un gran aljibe junto a la casa, pero no se llegó a utilizar.
Igualmente la parte agrícola dependía totalmente de las precipitaciones y se cultivó principalmente cereales como el trigo, la avena y la cebada. También se intentó cultivar algo de fruta y verdura. Un poco más adelante se optó por plantas más resistentes a la sequía y se plantaron las chumberas o “paleres”, incluyendo como fuente de alimento los higos chumbos, que requerían poco mantenimiento y agua. De hecho aún sique existiendo, tras un abandono de décadas, el enorme bancal de chumberas.
Con unas precipitaciones cada vez más escasas y unas expectativas de trabajo más beneficiosas en otras actividades, finalmente la finca se abandonó, con lo que empezó el inexorable deterioro de la estructura del conjunto de viviendas y corrales.
Frente a la Casa del Camp se encuentra la puerta de acceso al Far de Tabarca, totalmente cercado por una verja.
Construido en 1854 fue un importante salto en cuanto a desarrollo de la isla y sobre todo en lo relativo a la seguridad en la navegación por esta zona.
Está formado por una torre central cuadrada de algo más de 12 metros de altura sobre la que está situada la luminaria.
En la parte inferior una gran planta doble también cuadrada era la vivienda de los dos fareros responsables de su funcionamiento. También es donde se impartieron clases para futuros fareros.
En 1927 se automatizó el sistema y con el tiempo se hicieron menos frecuentes las revisiones técnicas. Todo ello llevó a su apagado en 1943 y su total abandono.
Esto hizo que la estructura se deteriorara rápidamente, quedando prácticamente en un estado ruinoso para cuando en 1971 se quiso poner nuevamente en funcionamiento.
Pero en lugar de restaurarlo se optó por una solución más rápida y sencilla que fue levantar una nueva torre circular de hormigón junto al antiguo faro.
Finalmente en 1989 fue demolida la torre de hormigón y se trasladó nuevamente la luminaria al viejo faro.
Actualmente el conjunto se encuentra totalmente restaurado, ayudando con sus destellos a la navegación marítima y albergando en sus dependencias inferiores, un laboratorio biológico empleado para distintos proyectos científicos de la Reserva Marina de Nueva Tabarca.
Detalle del Faro de Tabarca.
Como no se puede continuar al frente, se gira a la derecha y se sigue hacia la costa Sur pegados al vallado que rodea el faro.
Se llega frente a la Platja de la Faroleta y se prosigue hacia el Este por un sendero que corre junto al vallado.
A la izquierda, dentro del perímetro de seguridad del faro, existe un gran aljibe abovedado.
Al terminar el vallado se enlaza con un camino de tierra y un vertedero de algas y escombros.
Se continúa por el camino de tierra junto al pequeño acantilado de la costa que forma la Platja Gran y que termina en la Punta Falcó, final geográfico de la Isla de Tabarca, aunque el pequeño islote de La Naueta apenas se aparta unos metros por un inundado y poco profundo badén.
En este extremo Oriental de la isla se encuentra el Cementeri de Tabarca, construido en 1912 por evidentes razones de higiene, ya que hasta ese momento se utilizaba para enterrar a los difuntos un antiguo corral, ya saturado de restos humanos, junto a la entrada del pueblo.
Detalle de la puerta del cementerio.
Se continúa hasta el extremo de la Punta Falcó, desde donde se distingue en un primer plano La Naueta y un poco más alejada su hermana mayor La Nau.
A la izquierda de esta última se aprecia sobre la superficie del mar una zona en la que sobresalen levemente un gran grupo de puntas de rocas que forman un arrecife llamado Els Farallons.
Destaca sobre La Naueta una cruz de la que no se sabe muy bien quien la puso en un principio, ya que durante mucho tiempo se creyó que se trataba de la sepultura de un capitán muerto en un naufragio, por lo que se la conocía como La Cruz del Capitán. Pero posteriores indagaciones dieron como resultado que se trataba de un zulo de contrabandistas, que también utilizaban los pequeños recovecos de los acantilados más inaccesibles de la isla para esconder su mercancía hasta el momento de poder distribuirla.
A pesar de verse con un aspecto tan árido y desprovisto de vida vegetal, en realidad el islote de La Nau está catalogado y protegido como Microrreserva de Flora de la Comunidad Valenciana, al albergar en su superficie una serie de plantas singulares con un gran valor botánico.
Ahora ya solo se puede regresar por el tramo recorrido sobre la Punta Falcó, e iniciar el regreso, pero en esta ocasión hacia la derecha, por la costa Norte de El Camp.
Como se ha comentado anteriormente, es fácil encontrarse con polluelos de gaviota cerca de los acantilados.
Incluso sin verlos, es fácil adivinar que alguno se encuentra cerca si alguna gaviota nos intimida con vuelos rasantes sobre nuestras cabezas, intentando alejarnos ya que nos presuponen un peligro para sus polluelos.
El camino de tierra que circunda el cementerio se une con el que pasa por su entrada y se convierten en uno solo que se dirige hacia el puerto.
Otra imagen del Far de Tabarca.
Esta costa Norte se corta en unos pequeños acantilados sobre la playa de La Peladilla, separada de la siguiente por un saliente natural conocido como la Punta de l’Escull Foradat.
Existen algunos carteles informativos sobre las normas esenciales a cumplir en estas costas, integradas dentro del cinturón que rodea el archipiélago en forma de Reserva Marina Isla Tabarca.
Pasada la Punta de l’Escull Foradat, aparece la playa de La Seca y se distingue perfectamente la silueta de la iglesia y la escollera del puerto.
Imagen de la Torre de Sant Josep.
Finalmente se llega a la parte posterior de la zona de almacenes y chiringuitos, dando con ello por terminada la ruta.
Ruta de 4,58 Km realizada en 100' el 21/06/2013